Surez vila, Luis. Pliegos de cordel, Bernardo Nez, impresor popular y su Gerineldo de El Puerto de Santa Mara. Culturas Populares. Revista Electrnica 3 (septiembre-diciembre 2006).

http://www.culturaspopulares.org/textos3/articulos/suarez.htm

ISSN: 1886-5623

 

 

 

 

Pliegos de cordel, Bernardo Nez, impresor popular y su Gerineldo de El Puerto de Santa Mara

 

 

Luis Surez vila

Ctedra de Flamencologa y Estudios Folklricos Andaluces

 

  

A mi prima Rosa Arbol e Iriarte, bibliotecaria

de la Real Academia Espaola de la Lengua, que me

puso en camino de encontrar a Bernardo Nez  

 

 

Resumen

 

Bernardo Nez fue un impresor y librero que trabaj en Cdiz y en El Puerto de Santa Mara en las dcadas iniciales del siglo XIX. De su negocio salieron pliegos de cordel muy interesantes. Entre ellos, uno que contiene una versin del romance de Gerineldo, contaminada con los romances de El conde Nio y de La condesita, de extraordinaria originalidad potica.

Palabras Clave 

Bernardo Nez. Literatura de cordel. Cdiz. El Puerto de Santa Mara. Gerineldo. El conde Nio. La condesita.

 

Abstract 

Bernardo Nez was a printer and book seller who worked in Cdiz and El Puerto de Santa Mara at the beginning of the XIX century. He made and sold very interesting chapbooks. This paper analyses an extremely original version of the ballad of Gerineldo, that he published mixed with the ballads of The Persecuted Lovers and of Count Sol.

Key Words

Bernardo Nez. Chapbooks. Cdiz. El Puerto de Santa Mara. Gerineldo. The Persecuted Lovers. Count Sol.

   

 

-I-

 

C

iertamente el siglo XVIII no es un buen momento para el Romancero. Desde   –poco ms o menos– los aos cincuenta del siglo XVII viene sufriendo el descrdito entre las clases cultas y vive, soterradamente, en la memoria del vulgo, que, por obra y gracia de Ғnfimos poetas, va aadiendo a su bagaje una nueva estirpe de composiciones que llenan todo el siglo XVIII, el XIX y algunos aos del XX. Son los llamados romances vulgares o plebeyos que nacen ya despreciados por la gente ilustrada y prohibidos por los poderes pblicos[1].

            Los viejos temas romancsticos dejan de interesar y, acaso, no puedan ofrecer ya ninguna respuesta a las inquietudes y gustos de la sociedad. Su misma popularidad, adquirida por los millares de pliegos sueltos que se imprimieron, contribuy a que fueron tenidos en menos y, poco a poco, llegaran a ser ajenos a los ambientes cultivados. El ltimo pliego que contiene romances recogidos de la tradicin oral aparece en 1605[2], fecha notable porque, alrededor de ella, el canto y los pliegos que trasmiten el romancero antiguo terminan por hacer irreconciliable su cultivo con altas capas de la sociedad y permanece, en cambio, entre la gente rstica e iletrada, como patrimonio exclusivo de sta[3].

            Da a da, el romancero vulgar y plebeyo va invadiendo el mbito popular hasta desembocar en el siglo XVIII esquivo, en que las luces dejaron a oscuras este gnero que posterg y despreci. As, como algo mal visto, propio de gente baja y escandalosa, el romancero antiguo va discurriendo en la memoria del pueblo con muy diversa suerte y, parejamente, eclosiona una nueva especie de romances que consagra las aventuras y desventuras de valentones y taimados, las peripecias y hazaas de los bandoleros, las desgracias e infidelidades de las adlteras, las stiras contra las mujeres o los negros, las costumbres y zalameras de los gitanos, los casos prodigiosos, religiosos y profanos, los crmenes ms abominables, sin olvidar la recreacin y puesta al da de algunos temas antiguos de los ciclos carolingios, bretn o greco-asitico[4].

            Tambin los pliegos acogen relaciones o pasillos de comedia, refundiciones de obras en prosa y canciones sacadas de zarzuelas dieciochescas y tonadillas escnicas.

            Los autores, a veces, son ahora conocidos. En muchas ocasiones, por afn de notoriedad o por simple autocomplacencia, incrustan sus nombres en sus composiciones y se salvan del anonimato que, por ejemplo, vel la identidad de los antiguos juglares.

            En la coda de un romance no es raro encontrar, ahora, el nombre del autor que pide perdn por sus muchas faltas, como el de Doa Teresa de Rivera:

 

 

 Y Juan Mendoza humilde

es razn que a todos pida

perdonen las muchas faltas

que en estos romances cifra.[5]

 

O prometiendo una segunda parte, como en El esclavo de su dama:

 

                                                A donde Lucas de Olmo

                                               promete de aquesta historia

                                               otro segundo romance

                                               si al auditorio no enoja[6].

 

O poniendo a otro –paradjicamente ciego– por testigo de vista de la verdad de lo narrado. As, el autor de El molinero de Arcos:

 

                                                Y ahora Pedro Marn

advierte que no es novela;

que por testigo de vista

pone al ciego de la pea[7].

 

A veces, bajo el ttulo, el autor aade su profesin. Es el caso de Francisco la Ballina, cabo primero de la escuadra de Marina[8], o el que guarda su identidad con burlescos oficios como aquel compuesto por un cazador de grillos y cardador de lana de tortuga[9]. Tambin, adems del nombre, en ocasiones, facilitan la fuente de donde han tomado el asunto. As el autor de La linda deidad de Francia, concluye:

 

                                                Perdona, noble lector,

                                               lo rstico del estilo,

                                               de Pedro Navarro, que es

                                               el autor de estos corridos,

                                               sacndolos de una historia

                                               que ha ledo en cierto libro,

                                               que su ttulo contiene

                                               Victoria y triunfos de Cristo[10].

 

            El oficio de coplero es ejercido, casi siempre, por hombres privados de la vista corporal, gente que los letrados rechazan y maltratan.

            Sin embargo, sorprende que los autores cultos, despus de haberse ejercitado en este gnero (tal es el caso de Quevedo que compone, una especie de romances vulgares conocidos como jcaras) luego los anatematizan (as Lope en La Gatomaquia –Silva tercera–, o en el famoso Memorial de 1615 contra los copleros, desempolvado y estudiado por la profesora Mara Cruz Garca de Enterra)[11].

            Pero reservada, finalmente, a los ciegos la composicin y venta de romances, almanaques, calendarios, tablas de jubileos y otros papeles sueltos, hubo muchos que fingiendo ceguera se aprovecharon de este comercio. La Real Chancillera de Granada en provisin de 25 de agosto de 1789, reconoce la exclusividad a las personas privadas de la vista para ejercer estos menesteres[12].

            Este tipo de romances, por esa razn, se llaman de ciego o, tambin, de cordel, porque sus pliegos  impresos se exponen a la venta colgados de cordeles en puestos y tenderetes.

            La produccin original de estos copleros que –trabajan a la parte para un impresor e incluso convivan, por temporadas, con ellos, como sirvientes–, a poco que tuviera visos de xito o prendiera el inters del vulgo, era copiada por impresores sin escrpulos que hacan ediciones fraudulentas, en tan gran nmero, que invadan los ms escondidos rincones de los dominios hispnicos. En el siglo XVIII y en el XIX, igual que en la segunda mitad del XV, bien pudiera repetirse aquello del ropero Antn de Montoro que motejaba a Juan Poeta, recitador de obras ajenas, cuando escribe:

 

                                                de arte de ciego juglar

                                               que canta viejas hazaas,

                                               que con un solo cantar

                                               cala todas las Espaas[13].

 

            Porque, a decir verdad, los pliegos se difundan como una autntica plaga. As, por poner un ejemplo, la Historia de Carlomagno... en ocho partes, compuesta en el siglo XVIII por el coplero Juan Jos Lpez, se sigue imprimiendo por millones de ejemplares, hasta bien entrado el siglo XX y, no slo ha pasado a la tradicin oral, sino que en l aprendieron a leer, a modo de cartilla, muchos hijos de vecino.

            Algo parecido ha venido sucediendo con el romance del Marqus de Mantua que ya, en tiempos de Rodrigo Caro, sirvi en las escuelas para ejercitar la lectura:

 

                                               Oh noble marqus de Mntua!

                                               qu de veces repetido

                                               fue tu caso lastimero

                                               que en la escuela deprendimos,

 

escribi el utrerano[14].

            Los pedagogos de finales del siglo XVIII consideraron cosa de gente baja y escandalosa el romancero. Antes, en una Real Cdula de 21 de junio de 1767, para evitar las impresiones perjudiciales que resultan en el pblico con la lectura de pronsticos, romances de ciegos y coplas de ajusticiados, se prohbe por punto general el que se puedan imprimir tales papeles de ninguna utilidad a la pblica instruccin[15]. Y, aunque se aprecia una notable baja editorial, la orden no fue cumplida, lo que es evidente. Sin embargo, hay pliegos de estas fechas que carecen de toda indicacin de impresin y ao.

            En las escuelas y amigas se sigui enseando a leer en los pliegos, a falta de otros textos ms baratos y asequibles. Esta situacin se prolonga hasta 1826, y an despus, pese a que en aquella fecha fue impuesto como texto nico y obligatorio el Arte de hablar de Hermosilla, quien, por cierto, considera a los romances como composiciones de metro bajo, familiar y tabernario[16].

            Aunque los pliegos circularon en tan gran nmero, hoy no se conserva ms que una mnima parte. Se consideran, en su tiempo, tan comunes, que los que no tuvieron la suerte de ser coleccionados, o fueron tirados a la basura, o empapados en aceite, sirvieron para encender candela o, unidos entre s, con engrudo, han sido hallados, como cartn de relleno en algunas encuadernaciones.

            Pero los que han llegado hasta hoy, presentan, muchas veces, un estado de conservacin lamentable. Sin guardas ni cubiertas protectoras, los pliegos pasaron de mano en mano, doblados, maltratados, manchados, rotos y con los bordes deformes.

 

 

-II-

 

            Acaso sea ahora el momento de hablar sobre el aspecto externo de los pliegos de cordel. Rodrguez Moino tiene por pliego suelto, en general, un cuaderno de pocas hojas... su extensin vara segn la obra que contienen y as, aunque al principio sirvi como norma atenerse a lo que era en verdad un pliego, es decir una hoja de papel en su tamao normal, doblada dos veces para obtener ocho pginas, poco a poco se ha ido ensanchando el concepto y se considera como pliego suelto el cuaderno de hasta treinta y dos planas y an ms[17].

            Mara Cruz Garca de Enterra se decanta por considerar autnticos pliegos sueltos nicamente los cuadernillos de 2 a 16 hojas, y tambin las hojas volantes impresas por un solo lado o por los dos[18].

            Los profesores Norton y Wilson consideran como tope hasta doce hojas[19].

Creo no equivocarme, en cuestin tan espinosa, si acepto como vlida y verdadera la tesis de la profesora Garca de Enterra, pues de 2 a 16 pginas, exceptuando las hojas volanderas, tiene por lmites el plegado, en cuatro, de dos hojas de papel de tamao natural, para conseguir ocho hojas en cuarto, o sea las diecisis pginas. Esto como mximo, porque, ms, como admite Rodrguez Moino, excede, con mucho, de lo que tradicionalmente es un pliego de cordel, aunque lo impreso proceda de prensas populares.

            En la obra de Aguilar Pial tan slo alguno de los catalogados tiene seis hojas, y excepcionalmente doce hojas. Los dems pliegos son de dos o de cuatro hojas[20]. En realidad, esto ltimo es lo comn.

            El papel empleado para su impresin, en nada difiere del que se utiliza para imprimir un libro cualquiera. Es cierto que, en algunos casos, los fabricantes de papel y los impresores dan el de baja calidad a los ciegos. As, en un curioso pleito que, aunque anterior a la poca que estamos estudiando llega casi hasta ella, Julin Paredes –se lee en una declaracin– vende pliegos l, en buen papel y da el malo a los ciegos[21]. Pero estas anomalas son comunes en el negocio de venta de literatura popular, dominada por impresores, a veces carentes de escrpulos y, sobre todo, por el carcter casi mendicante de los vendedores callejeros.

            En el aspecto artstico de los pliegos, no debe ocultarse que muchos impresores populares han sido, a veces, aprendices y aun oficiales de los grandes propietarios de imprentas. El utillaje y las prensas de que disponen son de segunda mano, material viejo, casi inservible del que se van deshaciendo los talleres. Por ello, el impresor popular carece de casi todo, menos de imaginacin. Con un material xilogrfico no muy abundante, debe componer los encabezamientos y los colofones de sus pliegos. Los grabados en madera, tacos en piezas sueltas, se combinaban, para adecuarlos, dentro de lo posible, al asunto del pliego. As figuras humanas, animales reales o fantsticos, con algn castillo, casa, rbol o palmera, van emplendose tan ingeniosamente, que constituyen todo un avance o puesta en escena esquemtica, pero elocuente, del tema que, a seguida, va a tratar.

            A  continuacin, el impresor compone el ttulo que, en ocasiones, es largo e intemporal. As, en ms de un pliego aparece aquello de sucedido en el presente ao, cuando es la verdad que el mismo romance lleva reiterada e idnticamente impreso desde hace ms de medio siglo; o, como en el caso de una Cancin Nueva de Gerineldo. Curiosa y verdica historia de la fuga del desarrollo del Gran Seor de Constantinopla de la bella Enildas, Sultana favorita, con un oficial ruso, caso sucedido en el presente ao (sigue una lnea de puntos y sobre ella est escrito a mano, con tinta) de 1830, se actualiza la fecha, cada temporada[22].

            En el ttulo, tambin influyen la capacidad artstica del impresor y sus posibilidades tipogrficas. Sin embargo, en una ciudad con varios talleres, era normal el uso y prstamo recproco de tipos y xilografas, como patrimonio comn de todos los impresores locales.

            El cuerpo del pliego, dispuesto, generalmente, en dos columnas por plana, contiene el romance, el pasillo o las coplas.

            Por ltimo, a veces, como colofn, se colocaba una vieta, si haba sitio y, abajo y no siempre, el pie de imprenta.

            Esta mencin del impresor, el lugar, la calle donde tiene abierto el taller, y el ao, falta en muchos pliegos antiguos que carecen de licencia o, a partir de 1767 en que se intenta transgredir la Real Cdula de Carlos III, de 21 de julio, ya citada.

            El decreto de libertad de imprenta de 10 de noviembre de 1810 y las normas, que por los avatares de la poltica, la restringen, terminan en 1835, fecha que interesa para nuestro propsito, por abolir la censura previa y establecer la obligacin, a todos los impresores, de poner su nombre, apellidos, lugar y ao de impresin en todo impreso cualquiera que fuera su volumen (se est sealando claramente a los pliegos de cordel). La falsedad de alguno de estos requisitos se sancionaba como la omisin absoluta de todos.

            La organizacin de las imprentas estaba rigurosamente regulada por la ley. Se exiga, en primer lugar, que el taller no estuviera establecido en stanos, ni subterrneos, sino en planta baja, abierto al pblico y con la indicacin, bien visible, en la fachada, de quin era su propietario. Con ello se queran evitar las imprentas clandestinas que pudieran producir libelos y otros impresos sediciosos. La nica excepcin, en la provincia de Cdiz, fue la imprenta del Hospital de la Misericordia, en la capital, que estuvo establecida en piezas interiores del edificio. Esta excepcin fue permitida por los jueces de imprenta por ser su titular una entidad con fines benficos. Pero, que se sepa, ninguna otra goz de esta prerrogativa.

            En segundo lugar, toda imprenta deba de estar a cargo de un responsable de los impresos, cuya relacin, anualmente, haba de facilitarse. Generalmente se trataba del propietario, pero a veces al frente de una imprenta figuraba otra persona distinta de su titular[23].

            En los talleres haba, adems, aprendices y otras personas, ms o menos pintorescas, que figuran como sirvientes de las que ms adelante hablaremos. As, sucintamente, era el ambiente, el mundo y el aspecto exterior de los pliegos de cordel. Tal era la concepcin de la empresa y la organizacin de las imprentas populares que los produjeron.

 

 

-III-

 

Hasta tiempos recientes, los pliegos de cordel no han sido objeto de estudio. Aunque, desde muy distintos aspectos, han ido apareciendo, desde 1966, obras dedicadas a esta parcela de la literatura popular. Julio Caro Baroja, Francisco Aguilar Pial, Mara Cruz Garca de Enterra, Joaqun Marco y Manuel Alvar[24], son quienes han abordado este tema desde una muy diversa orientacin, sin olvidar el lugar que don Agustn Durn dedica a los romances vulgares[25], y las pginas magistrales de don Ramn Menndez Pidal, o de don Antonio Rodrguez-Moino[26].

            Es cierto que algn autor ha venido notando una progresiva meridionalizacin del romancero[27] y que las iniciativas romancsticas andaluzas han tenido un extraordinario poder difusivo en otras regiones[28]. En la literatura de cordel, se apreciaron las excelentes producciones andaluzas salidas de las prensas cordobesas de un Rafael Garca Rodrguez o un Fausto Garca Tena; de las malagueas de un Flix de Casas Martnez; de la carmonense de Jos Mara Moreno (que tena sucursal en cija); de la de beda de D. C. Martnez...[29].

            Sin embargo, El Puerto de Santa Mara, tan presente en el romancero (no slo porque aqu se conserva y desde aqu irradia, entre los gitanos, un buen nmero de raras versiones picas e histricas conservadas por tradicin oral, sino por ser nuestra ciudad topnimo obligado y atractivo santo lugar comn del romancero vulgar castizo, del de cautivos, e incluso del de negros) no era conocido como centro impresor de pliegos de cordel. Tan slo se citaban tres pliegos de cordel: dos de Roque Gmez y uno de Francisco Vicente Muoz, no propiamente populares, ni por los temas, ni por las imprentas en que se produjeron[30].

            Sin embargo, y a modo de ejemplo, podran citarse otros, en que El Puerto se hace presente. As, en los pliegos barrocos, como el que relata las rogativas que Carlos II hace a la Virgen de Atocha para que en 1681 cese la peste de Mlaga, en Sanlcar y en El Puerto[31]; o aquel que cuenta las peripecias y victorias frente al ataque ingls a Rota y a El Puerto[32].

            A caballo entre el siglo XVIII y el XIX han de recordarse los de la famosa Boda de negros... impresa infinidad de veces[33]; o la relacin del cautivo en Argel, Francisco Hernndez, natural de El Puerto de Santa Mara[34] que tuvo un notable xito editorial para los impresores populares de toda Espaa. Ms tardo es el Dilogo ocurrido entre Espartero y Zurbano en El Puerto de Santa Mara el da 30 de julio del presente ao de 1843, antes de embarcarse para Lisboa, que recrea una burlesca e imaginaria conversacin entre el ayacucho Zurbano y Espartero, de donde se deducen los motivos de la cada de ste.

            El robo de la pupila en la feria del Puerto y La feria del Puerto, entremeses de don Juan Ignacio Gonzlez del Castillo se imprimieron, sin  su nombre, y circularon en pliegos de cordel, los aos 1812 y 1813 y an despus[35].

            Captulo aparte merecera el tema de los toros: La trgica cogida y muerte de Jos Cndido, en la plaza de toros del Puerto de Santa Mara, el 24 de junio de 1771, circula en papeles taurinos y se canta, todava, por tradicin oral[36].

            De las prensas populares andaluzas (en los aos 1844 y 1845), sale con un enorme xito el pliego titulado Entierro y boda de la Colasa y Los toros del Puerto que rene dos composiciones muy dispares. Esta ltima, obra de Don Luis Gonzlez Bravo, con msica del seor Salas, se cant el 24 de diciembre de 1841, en el estreno de La zarzuela interrumpida o lo que fuere sonar y desde entonces no hubo cancin ms popular en todo el siglo[37]. De este gnero es tambin la popularizada de La venta del Puerto, o Juanillo el Contrabandista, compuesta en 1847 por Mariano Fernndez y puesta en msica por Cristbal Oudrid, que corri annima, impresa en pliegos[38].

            A pesar de este representativo muestrario, fcilmente ampliable, El Puerto careca de tradicin impresora de pliegos. Y se desconoca en l, la existencia de prensas populares.

            La imprenta, en nuestra ciudad, durante el siglo XVIII, alcanz una pujanza inusitada. Los grandes impresores portuenses: Los Gmez, Rioja y Gamboa, Francisco Vicente Muoz y Luis de Luque y Leyva, conocieron la poca dorada de El Puerto de Santa Mara y  aqu se imprimieron, no slo libros portuenses, sino sevillanos, gaditanos y jerezanos[39].

            Durante la primera mitad del XIX, ms modestas, nuestras imprentas locales se reducan a la de Ro, la de Costas, la de Fernando Luque Leyva (que se titulaba la de la Ciudad), la de la Casa de las Cadenas, y ninguna ms era citada[40].

            Sin embargo, hubo en nuestra ciudad por espacio de ms de once aos de la primera mitad del pasado siglo, un singular impresor, Bernardo Nez, ignorado por todos, a quien descubr en el escueto pie de imprenta de un pliego de cordel: Puerto de Santa Mara: Imprenta de B. Nuez, calle de Palacios, nm. 43, rezaba. La existencia de este pliego, constatada por m en una fotocopia que hay en el Archivo Menndez Pidal[41], me hizo pensar en la posibilidad de otros del mismo impresor. As fue.

            En la Biblioteca Nacional se conservan coleccionados y encuadernados, con otros muchos, varios pliegos –los nicos que, por ahora, he hallado– de nuestro Bernardo Nez[42].

            Pero el nombre de su providencial coleccionista no debe pasar por alto. Se trata de don Luis Usoz y Ro, uno de nuestros ms preclaros heterodoxos y biblifilos del ochocientos. Amigo de Borrow, con quien comparti sus tareas de divulgacin de la Biblia; amigo de Estbanez Caldern, de Pascual de Gayangos, de Bartolom Jos Gallardo, de Agustn Durn..., reuni una inmensa y escogida biblioteca que, a su muerte, en 1865, leg a la Nacional de Madrid. Entre esos valiossimos volmenes se hallaba el que contena los humildes y recientes pliegos del impresor popular de El Puerto[43]. Gracias,  por tanto, al celo de Usoz, se conservaron. Ello ha permitido, no slo inquietarme por curiosear la vida y milagros de B. Nez –un gran desconocido–, sino estudiar sus pliegos y, sobre todo y en particular, su Jerineldos, singularsima obra de la literatura de cordel.

           

 

-IV-

 

No ha sido fcil arrancar en la tarea de reconstruir la biografa de Bernardo Nez. En primer lugar porque el punto de partida era una inicial: B (Bartolom, Bernab, Buenaventura, Bernardo...?); y en segundo lugar, porque, dilucidado el enigma, y contando con los datos de Nez –impresor-Puerto Santa Mara-Palacios 43–, afloraban, al menos, dos personas –y, a veces, hasta cuatro– libreros de ese nombre. Tamaa confusin la originaba el uso como segundo apellido el de Gmez o el de Virus, indiscriminadamente, por uno de ellos, y la omnipresencia del mismo en Larga 10, Larga 26, Larga 41 y, muy al final, en Palacios 43. El que fueran coetneos agravaba el problema, pero, al fin, luego de haber buceado en la  documentacin de que, en principio, se dispona y, sobre todo, dando tiempo al tiempo, pude sospechar, que eran  padre e hijo, ambos libreros y este ltimo, adems, encuadernador e impresor.

            Bernardo Lorenzo Nez Gmez (o Virus, que tambin us este segundo apellido de su madre), naci en Cdiz el 2 de marzo de 1789 y se bautiz el mismo da, signo inequvoco de que su vida peligr en los primeros momentos[44].

            Sus padres, don Bernardo Jos Nez Rosa (natural de la Corte de Lisboa, del Reyno de Portugal) y doa Isabel Gmez Virus (de Las Cabezas de San Juan) se haban casado en Cdiz el 7 de agosto de 1787[45].

            Bernardo Jos, recin llegado de Lisboa, se instal en la capital gaditana como librero. Su establecimiento de la calle de la Pelota debi de estar acreditado y muy bien surtido, porque nos consta que export libros a ultramar. A don Juan Bautista Vilaseca, residente en el puerto de la Habana, Capital de la Isla de Barlovento; a don Jos Humanes, residente en Lima y a don Manuel Arizpe, haba mandado varios cajones de libros que, en 1800, el 24 de agosto, an no ha cobrado, segn declara en su testamento. Por cierto que, al otorgarlo, consigna que se halla gravemente enfermo, es de suponer que de fiebre amarilla, epidemia que en el mes de agosto de ese ao alcanz especial virulencia[46]. Sospecho, sin que lo haya podido confirmar, que su esposa, Isabel Gmez, falleci como consecuencia de esta enfermedad, pues a partir de 1800, est viudo.

            En 1816, Bernardo Jos, con su nico hijo, Bernardo Lorenzo –aunque tuvo otros que murieron en la menor edad– se traslada a El Puerto. Aqu, ese propio ao, el 15 de julio, contrae segundas nupcias  con Josefa Bela, natural de esta ciudad. Su nueva esposa debi  ser sobrina de su primera suegra –hija de un hermano de sta– pues por breve de S. S. Ha de dispensarle el impedimento de parentesco en 2 con tercer grado por una parte, y de 3 con cuarto por otra de afinidad[47]. De este matrimonio tiene dos hijos: Jos Mara y Manuel.

            En esta etapa portuense, establece su librera en la calle Larga, 18[48], aunque mantiene la de Cdiz, asocindose con un tal Picardo[49]. En nuestra ciudad tan solo halla competencia en otra librera instalada en el nmero 45 de la misma calle, la de Palau y Ca., titularidad que perdura hasta 1846, en que se traspasa a D. Rafael Bermdez de Castro[50].

            Bernardo Lorenzo debi llevar una convivencia difcil con su madrastra y sus medio hermanos. Mucho mayor que ellos, y desde muy joven, su padre lo puso a trabajar como jornalero de librero[51], situacin que perdura hasta 1828 en que se independiza y abre librera propia en la calle Larga 26, en el Puerto[52].

            En Cdiz, Bernardo Lorenzo se haba casado, el 7 de junio de 1817, con Ana Avils Beltrn[53]. Y, en el Puerto, donde viven, en 1822, el 13 de mayo, nace su nica hija, Concepcin Nez Avils[54].

            Padre e hijo tienen libreras separadas. La actividad del padre va decreciendo e incluso tiene algn problema con el fisco[55]. Con cierta estrechez, aunque manteniendo la librera, sigui viviendo con las rentas de dos casas procedentes de la familia Bela: una en la Ribera del Ro, 19 y otra en Larga, 10[56].

            En cambio, para Bernardo Lorenzo, los aos de 1828 a 1845 son los ms interesantes en su trabajo. Tiene a dos personas empleadas: un oficial de librero, llamado Ricardo Garto, y un encuadernador, Jos Martnez[57]. A partir de 1833, como se ver, se convierte en impresor y, tanto sus encuadernaciones[58] como sus impresos denotan una especial sensibilidad artstica.

            Muerto Bernardo padre el 12 de septiembre de 1834 (el mismo da muere su hijo Jos Mara, con 16 aos, y se entierran ambos en una propia ceremonia)[59], se liquida su testamentara.

            Aunque perdido el protocolo correspondiente al ao 1829 en que, el 25 de enero, otorga testamento, en El Puerto, ante D. Jos Martnez de Azpillaga, puede deducirse de otros documentos que el testador mejor a sus hijos Jos Mara y Manuel –y, aunque el primero muri el mismo da que su padre, su parte acreci la de su otro hermano de doble vnculo. A Bernardo Lorenzo lo instituye heredero, pero slo en la legtima estricta, adems de los bienes correspondientes a la reserva del bnubo, y el albacea, D. Francisco Bela, cuado del testador, le paga su haber en libros por valor de 12.670 reales de velln. La relacin de estos libros, que hubiera sido interesante conocer, se dice en la escritura de carta de pago que por menor constan en nota firmada por m que obra en poder de Don Francisco Bela[60].

            Bernardo Lorenzo haba atravesado, en 1833, algn revs econmico. La sociedad formada para la Redaccin del Diccionario Universal, de Barcelona, embarg su librera en un procedimiento judicial que se le sigui. Se le trabaron sus bienes que consistan en el armazn, mostrador, librera y dos pilastras todo de pino, una escalera de mano, cinco estantes pequeos y mobiliario de casa todo lo cual qued a depositado en D. Vicente Alcayde. Tras la liquidacin de la deuda que las partes aceptan, se llega a una transaccin, recogida en escritura de 20 de junio de 1834, en la que Bernardo Lorenzo se compromete a pagar veintids mil setecientos y ocho reales de velln en dos aos[61]. Esta pesada carga que contrae lo convierte en impresor, aunque mantiene su librera y su taller de encuadernacin. Se desconoce con qu medios monta su imprenta en una accesoria de la calle Palacios nmero 43, propiedad de D. Jos Mara Lagier, en la que permanece hasta 1845[62]. El cobro de la legtima paterna y la realizacin de los libros con que se le pag, posiblemente le dieran algn respiro econmico. Pero lo cierto es que con la impresin de pliegos de cordel, actividad que comienza en 1834 y termina en 1845, pretende levantar cabeza. Tambin imprimi algunos edictos oficiales –no municipales, que corresponderan a la Imprenta de la Ciudad– tal como uno del Ayudante de Marina de El Puerto, fechado el 24 de mayo de 1837, ao en que se observa su actividad impresora ms fecunda[63].

            En Cdiz, desde por lo menos 1842, Bernardo Lorenzo estableci un taller de imprenta en la plazuela del Can, 33, y all tambin un taller de encuadernacin y otra librera[64]. Todava  no ha abandonado El Puerto, donde hasta 1845 permanece[65].

            Mientras tanto la librera portuense la ha trasladado a la finca calle Larga, 41[66] y, definitivamente, concentra sus actividades –imprenta, librera y taller de encuadernacin– en Palacios, 43, desde 1840 a 1845[67].

            En 1847, sin que se sepa por qu razn, vive en Cdiz –y no est viudo– como pupilo en casa de doa Dolores Delgado Buzn. Esta seora, natural de Osuna, que haba residido en El Puerto algunos aos, march a Cdiz en 1842, donde estableci una casa de pupilaje. En ella reside Bernardo Nez, con su sobrina, menor de edad, Cristina Corts Avils[68]. Al cabo de cinco aos, Bernardo adeuda a Dolores Delgado nueve mil reales de velln, lo que reconoce en escritura otorgada en Cdiz el 20 de octubre de 1853[69]. Dicha cantidad termina por satisfacerla el 2 de octubre de 1869, segn nota marginal del escribano Vando.

            Debi existir una amistad ms que entraable entre la duea de la casa y su pupilo, al que nombra albacea en su testamento[70]. Tambin hubo una relacin cordial con Filomeno Fernndez de Arjona, su otro albacea y oficial impresor del taller de Nez, que ahora est en la gaditana calle San Jos, 46. Filomeno se convierte en yerno de su patrn al casarse en Cdiz, el 29 de mayo, Bernardo Nez da a su hija en dote todos los efectos y artculos que comprende su imprenta. Y sobre Fernndez de Arjona dice que se hallaban trabajando en la imprenta que corresponde al compareciente en Cdiz, calle San Jos, 46, donde ha continuado hasta el da cumpliendo con exactitud e inteligencia los trabajos que se le han encargado y demostrado en todo ese periodo su aplicacin, inteligencia y honradez[71]. A continuacin, inventara y valora todos los enseres y utillaje de la imprenta, relacin que tiene un excepcional valor ya que en los primeros impresos de Fernndez Arjona pueden identificarse los tipos que recibira de su suegro[72] .

            A partir de 1873 Bernardo Nez no figura como impresor, ni como librero[73]. Su actividad, despus de unos aos en que, con su yerno, llega a imprimir incluso novelas traducidas del francs, concluye[74], deja la imprenta que, por espacio de un solo ao, se titul de Nez y Arjona y se dedica a la encuadernacin en la calle Amargura 36, y, finalmente, en Sacramento 57. Su muerte, posiblemente, ocurri en 1875[75].

            Su yerno se convierte en uno de los mejores y ms cuidadosos impresores gaditanos de mediados del XIX. En los aos 1870, se incorpora otra vez el apellido Nez a los pies de la imprenta: el nieto, Francisco Fernndez de Arjona y Nez, que en la imprenta de la calle San Jos, llega a Impresor de S. M.[76].

            En sus aos portuenses, Bernardo Nez Gmez produjo una bien cuidada coleccin de pliegos de cordel. No nos ha quedado su catlogo que, como en el caso de otros impresores populares, nos servan para valorar, con exactitud, su produccin[77]. No obstante, los escasos pliegos conservados nos lo retratan como un impresor muy esmerado. Es cierto que algunos de los temas que edita han pasado de impresor a impresor y han dado veinte veces la vuelta a Espaa. Otros, en cambio, han sido compuestos para l y exclusivamente l los ha publicado. Es el caso de su Jerineldos. Por ello, es digna de consignarse la presencia, durante los aos 1841 y 1842, en la imprenta portuense de Nez de un personaje singular[78]. Se trata de Pedro Marn Hurtado, un ciego coplero, nacido en Arcos de la Frontera, el 29 de diciembre de 1789[79]. Este Pedro Marn, es el autor del romance Galantes enamorados... que recoge la leyenda de la Molinera y el Corregidor que, andando el tiempo, servira a Pedro Antonio de Alarcn para forjar su novelita El sombrero de tres picos[80].

            Los doce pliegos salidos de las prensas portuenses de Bernardo Nez, nicos que han podido ser localizados, se conservan en la Biblioteca Nacional de Madrid, en la serie USOZ –9497, que antes se deca U-10609. Aunque el nmero de orden ms alto entre los  hallados es el 20 de la serie del impresor, tengo fundadas sospechas de que la coleccin de Bernardo Nez  debi pasar del centenar. Ello no es extrao porque, primero, los beneficios, en este negocio, estaban en funcin de la variedad de temas, que el impresor procuraba escoger entre los que consideraba ms atractivos para su uso pblico; y, segundo, porque, la escasa veintena, adivinada de entre los que he hallado, no viene sino a ser el principio de una coleccin interrumpida, vyase a saber por qu peregrina circunstancia en la azarosa vida de don Luis Usoz.

            As pues, ha de pensarse en una copiosa coleccin de pliegos la que debi figurar en el catlogo de Bernardo Nez, porque, de otra manera, la rentabilidad de su empeo hubiera sido prcticamente nula.

            Con todo, la escasa muestra presentada[81], que confiamos ampliar, y en ello estamos, nos sirve para apreciar lo variado del repertorio impreso por Bernardo Nez, de un lado, los Trovos amorosos, especie de composiciones originales –en quintillas o en dcimas– que los impresores procuraban tener en sus catlogos[82]. Se solan utilizar, adecuadamente, en las cartas de amor o, aprendidas, eran cantadas, al son de guitarra, en serenatas y fiestas. De otro, las relaciones y pasillos de comedias que, generalmente, podran interpretar dos o tres personas, estaban sacados, por tal o cual ciego o coplero, al que se atribua impunemente su autora de un dilogo, o de un monlogo que pudiera extraerse sin particular violencia, de una jornada de cualquier obra dramtica conocida. As Lope, Caldern, Cubillo de Aragn... y otros dramaturgos del Siglo de Oro, muy a pesar suyo, estuvieron divulgados en su da y an mucho despus en pasillos y relaciones impresas en pliegos.

            Las Matracas eran composiciones burlescas con las que se intenta zaherir a alguien. En realidad las retrata eso de en jocoso estilo y ms que zahirientes son, a veces, simplemente divertidas. No falta, por tanto, esta clase de obras satricas entre las de nuestro impresor[83].

            Por ltimo, los romances[84], que al fin y al cabo, son los que dan nombre, en muchas ocasiones impropiamente, a este gnero de literatura  popular, forman tambin parte de la coleccin de Bernardo Nez: La enamorada de Cristo, Mara Jess de Gracia; Doa Josefa Ramrez; Jerineldos...

 

 

 

 

-V-

 

 

Precisamente, el que titula Jerineldos es su obra ms original. Desconocemos quin pudiera componerlo para Bernardo Nez. Ni siquiera nos atrevemos a apuntar el nombre de Pedro Marn, el ciego coplero que vive, durante muchos aos 1841 y 1842, recogido en el taller de imprenta de la calle Palacios nmero 43[85]. Porque, entre otras razones, aunque conocemos las fechas lmites de la actividad productora de pliegos de cordel en la imprenta portuense de Bernardo Nez (1834-1845), ignoramos la exacta data de ese pliego, por carecer de la mencin de ao. Sin embargo, el nmero ordinal que lleva, en la serie del impresor, –el 9–, nos permite situarlo en los aos iniciales.

            Diego Cataln cuando lo transcribi en Romancero Tradicional de las Lenguas Hispnicas[86], puntualiza: este impresor fecha otro pliego en 1837.

            Hasta ahora no he podido dar con ese otro pliego, ni conseguir que Diego Cataln, ni sus colaboradores, recuerden de cul se trataba. Su hallazgo al cabo, adems de proporcionarnos el conocimiento de un nuevo pliego del impresor Bernardo Nez, nos ayudara a fechar aproximadamente otros, sirvindonos de referencia su nmero de serie.

            Volviendo al pliego que nos ocupa –Jerineldos– su cuerpo contiene unos versos iniciales del romance del Conde Nio; le sigue el romance de La Condesita y, finalmente, el de Gerineldo. Se trata, por tanto, de una fusin que, en este caso, adquiere singulares caracteres. Su autor ha debido beber tanto en fuentes escritas (pliegos) como orales (tradicin), adems de haber puesto en el relato una buena parte de su inventiva. Sumariamente, puede aadirse que una particularidad notable, es tambin el haber trastocado el orden tradicional en que se da el llamado romance doble (Gerineldo + La Condesita) que, aqu es La Condesita + Gerineldo, y que su final, el llamado desenlace meridional del  juramento por la Virgen de la Estrella, ha sido tomado de la tradicin y, por primera y nica vez, ingresa en el mbito de un pliego.

            Al Jerineldos sirven de exordio, como se ha dicho, unos versos –ocho octoslabos– procedentes de una versin tradicional del romance de El Conde Nio –o El Conde Olinos–, romance del que se tienen las primeras noticias en el siglo XV, en un manuscrito de Juan Rodrguez del Padrn que trascribe un texto del Conde Arnaldos. En l aparecen unos versos del Conde Olinos, de lo que se deduce, adems que, en esa poca ya era muy conocido[87]. En la tradicin oral moderna puede considerarse como uno de los ms extendidos y de mayor popularidad en todo el mundo hispnico[88]. Este romance tiene por motivo una fbula de amor ms all de la muerte, a la que presta un cierto sabor misterioso la mgica maana de San Juan, tan a propsito para introducir cualquier relato fantstico[89].

            De hecho, este romance –al menos algunos de sus versos primeros– es aadido inicial, en versiones orales andaluzas[90] del romance autnomo de La Condesita, aunque, tambin, en otras, lo son unos versos de El Prisionero. Gerineldo, en algunas versiones del romance doble, comienza tambin con los versos de El Conde Nio. Y los versos finales de este romance, en Catalua y Mallorca, sirven de desenlace al de La vuelta del navegante[91].

            Estamos, por tanto, ante un romance que, adems de circular autnomo, como el de El Prisionero, participa en contaminaciones a que tiende el creador trasiego de la tradicin oral.

            El autor del pliego ha recurrido a esta tradicin al tomar prestados esos primeros versos de El Conde Nio. De ella puedo adivinar que se nutre porque, precisamente, en El Puerto, en 1976, recog cuatro hemistiquios de El Conde Nio a un octogenario gitano, Juan Vargas Ortega, conocido por Juan La Cera, que relacion con la copla 7.607 de la coleccin de Rodrguez Marn:

 

                                               Mientras mi caballo bebe,

                                               chame, nia, un cantar;

                                               Bebe, caballito mo,

                                               Que est serenito el mar[92].

 

            Al menos, los dos primeros octoslabos de esta copla –fragmento de romance– podemos hoy relacionarlos –y acaso sean simplemente eco formulstico– con los versos 5 y 6 del pliego portuense y reafirmar la fuente tradicional del coplero.

            En cambio, el romance que sigue en esta rara fusin, el de La Condesita se aparta casi por completo de los textos tradicionales. Su relato, que comienza siguiendo libremente la pauta del romance tipo aunque el esposo es el Conde Nio, –en lugar del Conde Sol o del Conde Flores–, desemboca en una narracin ciertamente novelesca.

            El de La Condesita es un romance desconocido en las antiguas colecciones. No obstante, ha sido objeto de numerosos estudios. Se le considera como una inversin del de El Conde Antores ya que se origin, al parecer, en la estructura odiseica del romance de El Conde Dirlos. Pero no se trata de ausencia del marido –ms de siete aos–, en lugar de seguir su consejo de casarse con otro, emprende un largo peregrinar –vestida de sayal– en busca del conde, al que halla en vsperas y a punto de casarse. Por esta razn, este romance es conocido tambin como La boda estorbada, ya que la que est prevista no se celebra.

            En Andaluca, tanto La Condesita como Gerineldo, se encuentran autnomos. As, la moderna recoleccin del romancero se inaugura con las versiones autnomas –precisamente de cada uno de estos romances–, recogidas en Sevilla en el ao 1824 por Estbanez Caldern, y en enero de 1825 por Bartolom Jos Gallardo[93].

            Sin embargo, tambin en Andaluca –y desde Andaluca se difunde poderosamente a otras regiones– el romance de La Condesita se conserva, en la tradicin, como una segunda parte del de Gerineldo. Este romance doble, mixto, ha sido estudiado por Diego Cataln y sus colaboradores, como distinto de los autnomos de Gerineldo y La Condesita[94].

            Con versiones de estos dos romances don Ramn Menndez Pidal ejemplific, al construir su famoso mtodo geogrfico. Tambin lo han hecho Diego Cataln y lvaro Galms y, en otro aspecto y con otros medios, Suzanne Petersen[95].

            Pero volviendo a la librrima narracin de La Condesita de nuestro pliego, el relato (que comienza con la publicacin de grandes guerras entre Espaa y Portugal y, el nombramiento del Conde Nio por capitn general; los llantos de Enildas porque se ausenta y con l est prometida, ya que sus padres as lo haban concertado; el consejo del conde: si a los seis aos no he vuelto, con otro os podis casar; el transcurso del tiempo sin razones y la desesperacin de Enildas; la noticia de la boda del Conde –en Francia con una hermosa deidad–que le da un criado muy sagaz; la decisin de partir en su busca, vestida de sayal, en compaa de su criado –que no es otro que Jerineldos–, llega a un punto en que, poco a poco, se va apartando de la historia tipo, y ya no se orienta hacia el desenlace tradicional, sino, que creando una serie de situaciones novelescas, sin abandonar, en un primer momento, la finalidad de buscar al Conde, sta termina por diluir y se forja un particularismo nexo que lo unir al texto de Gerineldo.

            As, tras estas asombrosas e inusitadas escenas y unos versos que terminan por conformar el maridaje de los dos romances, el Gerineldo, descolocado en el lugar que ocupa en el tradicional romance doble, comienza.

            El texto ms antiguo que se conserva de este tema, est en un pliego gtico fechado en 1537[96]. El romance, que deriva de una leyenda medieval que narra los furtivos amores de Emma, hija de Carlomagno, con su secretario y camarero, Eginardo, ha sido calificado de pseudocarolingio y, en las modernas colecciones, se le coloca entre los de mujeres seductoras. Est amplsimamente divulgado en la tradicin oral espaola y de Marruecos, aunque, en Amrica, tan slo Cuba y Chile han proporcionado algunos fragmentos. Tambin fue recogido, como se ha dicho, por Estbanez  Caldern y por Bartolom Jos Gallardo, por lo que es uno –con el de La Condesita– de los fundacionales de la recoleccin moderna.

            En el romance, la infanta requiere de amores a Gerineldo y le insta a ir, de noche, a sus aposentos, mientras el Rey duerme. El paje atraviesa el castillo sin ser sentido, llega a donde est la infanta, y yace con ella. El Rey, a medianoche tiene un sueo, se despierta, busca a Gerineldo, y lo halla dormido con su hija. El Rey, que los quisiera matar, decide, finalmente pon su espada entre los cuerpos de los amantes que, al despertar, comprenden que han sido descubiertos.

            Este argumento base tiene distintos desenlaces:

 

                                               Qu sera de ti, Girineldos

                                               que seran de tus servicios?

                                               –Lo que a de ser, seora,

                                               que nos casemos yo y tigo[97].

 

            En otro texto, la infanta huye con su amante, recibe el bautismo:

                                              

                                               Y con las joyas que lleva

                                               en dos cajas de oro fino;

                                               una vida regalada

                                               a su amante ha prometido[98].

 

            A estos versos, la llamada Cancin nueva de Gerineldo..., aade:

 

                                               Nadie se espante, seores,

                                               de este lance acaecido

                                               que cada da se cambian

                                               por trapo viejo los higos[99].

 

            Pero si en los pliegos el final es tan diverso, el desenlace, en los textos recogidos de la tradicin oral, lo es mucho ms: algunos, con seria preocupacin tica y cierto tono moralizante, contrastan con otros, como el andaluz, que supone todo un desplante de arrogancia[100].

            Para la composicin de nuestro Jerineldos, el coplero ha debido tener presente algn pliego anterior, pero no ha desdeado ciertos detalles tradicionales, de alguna versin andaluza  que llegase a sus odos.

            En el Jerineldos portuense se aprecian pormenores y material de acarreo de diversa procedencia escrita, como la huda a Tartaria; el Sultn, por el rey; el nombre de Enilda; el dilogo en el jardn... que nos ponen el pliego de Bernardo Nez en ltima relacin con el gtico s.l. y s.a. que publica Durn[101], y de l lo toman F. J. Wolf y C. Hofmann y Menndez Pelayo[102]. Pero estos extremos pasan un largo caminar que concluye en una serie de pliegos del XIX, tales como las tantas veces reimpresa Cancin nueva de Gerineldo. Curiosa y verdica de la fuga del serrallo del gran seor de Constantinopla de la bella Enildas, Sultana favorita con un oficial ruso...[103] que, indudablemente ha influido en el pliego de Bernardo Nez.

            Un atvico y extico detalle oriental que tambin singulariza al Jerineldos portuense es el trueque de la espada por el alfanje del Rey = Sultn.

            Pero, con todo, la particularidad ms importante en el Jerineldos de Bernardo Nez la proporciona el desenlace. En contraste con el de la Cancin Nueva de Gerineldo..., el de El Puerto introduce el llamado final meridional[104] del juramento, desenlace que, por primera vez, repito, figura en un pliego:

 

                                               Tengo juramento hecho

                                               la virjen (sic) de la Estrella

                                               mujer que ha sido mi dama

                                               de no casarme con ella.

 

            Este final tradicional andaluz, tiene un extraordinario poder difusivo hacia otras regiones, est presente en las versiones autnomas de nuestros gitanos y en las dobles de los sefarditas que, a veces, por un eufemismo de tipo religioso convierten a la Virgen de la Estrella en el libro de mi estrella[105], en el librito vizero[106] o juramento tengo hecho a mis padres los antiguos[107], segn las rimas en que se manifiesta este final estrambtico.

            As pues, ha de concluirse con el original autor de nuestro pliego, luego de comenzar con un emprstito tradicional –el fragmento de El Conde Nio– nos presenta una versin librrima de –La Condesita– ha influido ocasionalmente en la tradicin oral posterior. Aurelio Macedonio Espinosa, en 1920, en Santiponce (Sevilla) recogi a Antonia Garca, de 67 aos, una versin de La Condesita, calcada de pliego portuense en sus treinta octoslabos. Pero la informante remat su versin incorporndole el desenlace tradicional[108]. Esta honra ha alcanzado el annimo ciego coplero que escribi para Bernardo Nez: su obra ha acabado contaminando la tradicin oral, fundida y cantada junto con unos versos que superaron el ajetreado caminar de varios siglos en el frgil y efmero soporte del testigo oral.

 

                                               Tal es la gloria Guilln,

                                               De los que escriben cantares...[109].

 

 

 

                                   


 

 

APNDICE DOCUMENTAL 1

 

INVENTARIO CON VALORACIN DE MATERIAL DE IMPRENTA DE BERNARDO NEZ

 

Una prensa de mano comn apreciada en                                                              3.000

Otra id., vieja id. en                                                                                                  600

Doce libras dos puntos de testo grazas ocho                                                                         96

Siete id. Cuatro onzas testo sombreadas a diez y seis                                                   116

Cinco id. Seis onzas entre dos grazas diez                                                                  53

Nueve id., ocho onzas entre dos caladas diez y seis                                                  152

Cuatro id. Ocho onzas Glosillas calada veinte                                                            90

Catorce id., ocho onzas vieta cuatro puntos de lectura diez                                    290

Seis id. vieta medio nompaneli veinte y cuatro                                                      144

Cuatro id. vigotes y corchetes veinte                                                                          80

Seis id. cuatro onzas filete de glosilla seis                                                                   37

Veinte y dos piezas de adornos de imprenta total                                                        238

Dos puntos gallarda nmero cuatrocientos setenta y tres veinte y cuatro                             85

Nueve libras once onzas Gotica Alemana nmero cuatrocientos setenta y tres

   y veinte y dos                                                                                                            215

Por los efectos comprendidos en la nota de los tres Laurent & Berney de Pars

   importantes ciento ochenta y cinco francos trescientos treinta y cinco centimos,

   reducidos a reales de velln.                                                                                      715

Por los efectos que expresa la nota de los Sres. Ruiz y Vilar de Barcelona en Marzo

   de mil ochocientos cuarenta y dos                                                                             627

Ocho libras y ocho onzas capilares c... catorce treinta y seis                                            306

Diez y nueve y media arrovas de lectura chica fundicin de Barcelona                  2.730

Tres arrovas de imprenta                                                                                            300

Cinco arrovas entre dos graza ciento cincuenta                                                                750

Cuatro arrovas, dos de abecedarios uno de pulgada y media                                       400

Siete pares de cajas con sus chivaletes cincuenta                                                              350

Un cajero con sus imprentas para los abecedarios de titulares                                     160

Dos sacos de humo ochenta                                                                                     160

Siete galeras y tres grandes                                                                                                  200

 

Importan las anteriores partidas                                                                                11.896

once mil ochocientos noventa y seis reales veinte y seis maraveds velln...

 

 


APNDICE DOCUMENTAL 2

 

CABECERAS Y DESCRIPCIN DE LOS PLIEGOS DE BERNARDO NEZ, POR AHORA, CONOCIDOS Y CONSERVADOS EN LA BIBLIOTECA NACIONAL DE MADRID.

Cabeceras de los pliegos:

(excepto el Jerineldos)

 

 

 

 

 

 

 

Descripcin de los pliegos:

 

A) Nmero 2

            Trovos amorosos (Debi haber un nmero 1 del mismo ttulo, pues ste 2 comienza en el nmero XI. Contiene:)

 

                       XI                                                                  XVI

            Palomita amartelada                                       Mara dame una rosa...

           

                       XII                                                                 XVII

            V a mi paloma salir...                                    Mara flor de las flores...

 

                       XIII                                                               XVIII

            Dulce hechizo idolatrado...                            Solo con mirar tu garbo...

           

                       XIV                                                               XIX

            Si yo en tu gracia me viera...                          Yo te quiero con fineza...

 

                       XV                                                                 XX

            Son tus ojos dos diamantes...                          No como, bebo, ni duermo...

 

 

            En la cabecera, palmera, mariposa y palmera. Colofn Pto. Sta. Mara. Imp. de B. Nez, calle de Palacios, 43. 2 hoja, 20 cms. (USOZ-9497 –3,4)

            (Es casi seguro que fueron compuestos para Bernardo Nez)

 

 

B) Nmero 5.

Matraca /, en jocoso estilo, / en que una dama disuade con razones la persuasin/ del amor de un Estudiante/ y respuesta de l / soliloquios muy graciosos. / Fue ociosidad de un ingenio de la Corte.

                                   Est. Dichosos puedo llamar...

En la cabecera tacos con dama y estudiante. No tiene colofn. Puerto de Santa Mara: Imprenta de B. Nez, Calle de Palacios, nm. 43.2 hojas, 20 cms. (USOZ-9497-15 y 16).

(En Aguilar Pial, Francisco.  Romancero popular del siglo XVIII, ya citado. Hay un pliego 1331, s.l., s.a. Biblioteca Nacional, Madrid. R. 24571 (7)).

 

 

C) Nmero 6.

            El moro y cristiano. / Pasillo.

 

                                               Sale el Moro.

                                   Mor. Antes que salga la Aurora...

 

En la cabecera: Dos tacos con las mismas palmeras que en A); en el centro las figuras de un moro, a la izquierda, y un espaol a la derecha. Sin colofn. Pto. de Sta. Mara: Imprenta de B. Nez, calle Palacios, nm. 43, 2 hojas, 20 cms. (USOZ-9497- 5 y 6).

            (En Aguilar Pial; op. cit., figura como autor Diego de Ornedillo. En Sevilla, Biblioteca Universitaria 27-A-28 y en Londres, British Museum T. 1956(5). Aguilar, 1845 y 1846).

 

D) Nmero 7.

            La enamorada de Cristo / Mara Jess de Gracia.

 

                                               A las discretas mujeres...

 

            Sin cabecera y sin colofn. Pto. de Sta. Mara: Imprenta de B. Nez, calle Palacios, nm. 43. 2 hojas, 20 cms. (USOZ-9497-137 y 138).

            (En Aguilar Pial; op. cit., Uno impreso en Madrid. Impresor calle Juanelo, s.a., Madrid. Bibl. Nacional. R 18957 (106), y otro de Crdoba, Rafael Garca Rodrguez, impre.s.a.; Madrid, Academia Espaola, 39-VII-15(8); Pars, Nationale, Yg. 1688; Madrid, Nacional, V.E. Caja 5049193. Aguilar 1732 y 1733).

 

E) Nmero 8.

            Badaluque, / Proezas hechos memorables, de este invencible y atrevido primo y capitn / general de las armadas navales, del siempre e invicto rei de Bastos.

 

                                              Escandalicese el mundo...

 

            En la cabecera un taco con la figura de Badaluque. Sin colofn, Pto. de  Sta. Mara: Imprenta de B. Nez, calle de Palacios, nm. 43. 2 hojas, 20 cms. (USOZ/ 9497 –250 y 251).

            (En Aguilar Pial, op. cit. tres pliegos: 1305, s.l. s.a., Londres, British Museum, T. 1954 (1); 1306, s.l., s.a. Londres, British Museum, T. 1954 (3); 1307, Barcelona. Estivill, s.a. Pars, Nationale Yg. 799 y Rs. Yg. 201).

 

F) Nmero 9.

            Jerineldos

                                               Se levanta el conde Nio...

 

            En la cabecera dos tacos: a la izquierda figura femenina que se repite en H) nmero 11 y a la derecha figura masculina. Por colofn, un sol. Pto. de Sta. Mara: Imprenta de B. Nez, calle Palacios, nm. 43. 2 hojas, 20 cms. (USOZ-9497-100).

            No existe otro impresor que lo reprodujera. Debi ser compuesto para Bernardo Nez, con toda seguridad. Este pliego ha sido estudiado particularmente en este trabajo).

 

G) Nmero 10.

            Escena del Rei y Sancho Ortiz, siguiendo la de / este y Busto Tavera: de la tragedia titulada / Sancho Ortiz de la Roelas.

 

                                               El rey y Don Sancho Ortiz

 

                                   Sancho. Dadme besar vuestra mano...

 

            En la cabecera dos tacos: A la izquierda, el rey a besar la mano a Sancho Ortiz, arrodillado: a la derecha, Bustos Tavera, en pie. Sin colofn. Pto. de Sta. Mara: Imprenta de B. Nez, calle Palacios, nm. 43. 2 hojas, 20 cms. (USOZ-9497-17 y 18).

            (La tragedia de donde se extrae la escena es  La Estrella de Sevilla, de Lope de Vega. Por los aos 1832 tuvo especial popularidad. Mesonero Romanos en su artculo  La comedia casera pinta a una compaa de aficionados que en su repertorio trae Sancho Ortiz de las Roelas –Panorama matriense 1832 a 1835, por el Curioso Parlante. Madrid, 1881, pg. 25 –La Estrella de Sevilla, Lope, en Obras escogidas de... I.B.A.E., XXIV, pgs. 137-153.

 

 

H) Nmero 11.

            Pasillo / de la comedia titulada: lo cierto por lo dudoso / La mujer firme. / Enrique y Juana.

                                   Juana. Hola? quin ha entrado aqu?...

 

            En la cabecera, a la izquierda, la misma figura de dama que en el Jerineldos, F); a la derecha figura masculina con casaca; doble regleta por colofn. Puerto de Santa Mara: Imprenta de B. Nez, calle Palacios, nm. 43. 2 hojas, 20 cms. (USOZ-7 y 8).

            (Este pasillo no he podido hallarlo en otros pliegos de colecciones conocidas. No es extrao que se sacara para Bernardo Nez y no se reimprimiera. Con el ttulo de Lo cierto por lo dudoso, Lope de vega escribi una comedia, de la que es parte este pasillo).

 

I) Nmero 14

            Stira graciosa y entretenida en que se refieren las / discordias, disgustos y disenciones que hai entre / suegras y nueras.

 

            En cabecera, dos tacos: a la izquierda, dama joven (la misma que en Matraca..., B); a la derecha figura vieja muy deforme con bastn. Raya de regleta por colofn. Pto.  Sta. Mara: Imprenta de B. Nez, calle Palacios, nm. 43. 2 hojas, 20 cms. (USOZ-9497-13 y 14).

            En Aguilar Pial, 1193, s.l., s.i., s.a. Granada Bibl. Universitaria, B-18-36 (17); Londres, British Museum T. (14). En Julio Caro Baroja,  Ensayo... op.cit., Ed.1988.Pg.335 y not.9, sin pie de imprenta.

 

J) Nmero 15.

            Dilogo / entre galn y dama / cuyo ttulo es: / Cobrar la fama es nobleza, / y desempea su agravio.

 

                                               A desempear mi agravio...

 

            En cabecera, a la izquierda, dama con sable en la mano; a la derecha, figura masculina con casaca y bastn de mano. Sin colofn. Raya de regleta. Pto. de Sta. Mara: Imprenta de B. Nez, calle Palacios, nm. 43. 2 hojas, 20 cms. (USOZ-9497-9 y 10).

            En Aguilar Pial, op. cit. Nm. 1944. Figura como autor Juan Garca Valero. Imprenta Agustn Laborda, Valencia, s.a. Londres Bristish Museum T. 1953 (87); en Caro Baroja, Ensayo... Ed. 1988, pg. 334 y not. 5 Con el ttulo Papel nuevo entre dos personas. Galn y dama cuyo lder es: Cobrar la fama es... Compuesto por Juan Garca Valero, natural de la Villa de Arahal, Sevilla, en Imp. Real, calle del Correo Viejo, circul en el siglo XVIII. Joaqun Marco, op. cit. 2, pgs.643.

 

K) Nmero 20.

            Doa Josefa Ramrez./ Romance en que se da cuenta de los arrojos y valientes arrestos de esta dama/ natural de Valencia, y la felicidad con que sali de todos ellos./ Primera parte.

 

                                               A la que es madre del Verbo

 

            Por la cabecera, a la izquierda el mismo taco que J) ese lado; a la derecha un taco con dos figuras masculinas (don Leonardo y don Gaspar de Contreras, con escopetas). Sin colofn. Pto. de Sta. Mara: Imprenta de B. Nez, calle Palacios, nm. 43. 2 hojas, 20 cms. (USOZ-9497-651 y 652).

            (Durn, Agustn. Romancero General... op. cit. II, 1328, pgs. 361 a –363 a. Su autor: Pedro de Fuentes. En Aguilar Pial, op. cit. 308, de Pedro Fuentes. Imp. Francisco Xavier Garca. Madrid, s.a., Londres, British Museum T. 1958. (6); 1310. Imp. Fausto Garca Tena. Crdoba, s.a., Madrid, Bibl. Nacional R. 1895 (8); 312, s.l., s.i., s.a., Pars, Nationale Yg. 588; 313, Imp. Juan Garca Rodrguez de la Torre, Crdoba, s.a., Sevilla, Universitaria, 25-B-185 (34). Pars, Nationale Yg. 1643. Madrid, Nacional, V.E., caja 504 (101); 314, imp. Andrs de Sotos, Madrid, s.a. Granada, Bibl. Universitaria B-18-36 (66). (Caro Baroja, Julio, Ensayo..., ed.1988, pgs. 112 y 241).

 

L) Sin nmero.

            Doa Josefa Ramrez. / Romance en que se refiere el cautiverio de esta dama, y los varios sucesos que / pas hasta el fin de su vida / segunda parte.

 

                                               Ya dije, como sali.

 

            Sin grabados en cabecera,  ni colofn. Pto. de Sta. Mara: Imprenta de B. Nez, calle Palacios, nm. 43. 2 hojas, 20 cms. (USOZ-9497-653 y 654).

            (Durn, Agustn. Romancero... op. cit. II, 1329, pgs. 363 a –365 a; su autor: Pedro de Fuentes. En Aguilar Pial, op. cit. 309, s.l., s.i., s.a., Londres, British Museum T. 1958. (6); 1311. Imp. Fausto Garca Tena. Crdoba, s.a., Madrid, Bibl. Nacional R. 18957 922); 315, s.l., s.i., s.a., Granada, Bibl. Universitaria B-18-36966).Caro Baroja, Julio. Ensayo..., ed. 1988, pgs. 112 y 241).

 


APNDICE DOCUMENTAL 3

 

El pliego de Jerineldos de Bernardo Nez

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

APNDICE DOCUMENTAL 4

 

Versin de La Condesita recogida por Don Aurelio Macedonio Espinosa, en 1920, en Santiponce (Sevilla) a Antonia Garca de 69 aos. Publicada en  Romancero Tradicional de las lenguas hispnicas, ya citado. En cursiva los versos procedentes del pliego de Bernardo Nez que han pasado a la tradicin oral.

 

 

                       Grandes guerras se publican  por Espaa y Portugal

2          y al Conde Nio lo nombran  de capitn general.

La hermosa Nirda lo llora sin poderlo remediar.

4          –Pues debes con l casarte segn contrato formal,

que tus padres le haban hecho segn su abedro.

6          –Seora, su abedro, no tome tan gran pesar;

si a los siete aos no he vuerto con otro puede casar.

8          Pasaron los siete aos sin haber razn formal

Para consolar a Nirda que se muere de pesar.

10        Mas ar cabo de ese tiempo, una criada mu formal

vino a traerle noticias que se iba a casar

12        El conde Nio, su amo, con una hermosa deidad,

que era en Francia celebrada por su garbo y por su sal.

14        Se visti de peregrina, en el camino est ya,

bien provista de dinero pa que no pueda faltar.

16        Ha andado siete reinados y con  un pastor va a dar.

–Pastorcillo, pastorcillo, por la Santa Trenidad,

18        que me niegues la mentira y me digas la verdad,

de quin son esos ganados con tanto hierro y se?

20        –Son el Conde Nio, mi amo, que est prximo a casar.

[...]

22        –Eres el diablo, romera, que me has venido a tentar.

–No soy el diablo, buen conde, que te he venido a tentar,

24            que soy tu esposita Nirda que te he venido a buscar.

 



[1] MENNDEZ PIDAL, Ramn. Romancero Hispnico. Espasa-Calpe, Madrid, 1968, II, XVII, 3, 4 y 5,  pgs. 246-251.

[2] MENNDEZ PIDAL,  Ramn. Romancero Hispnico, ya citado, II, 15-10, pgs. 193 y ss.

[3] MENNDEZ PIDAL,  Ramn. Romancero Hispnico, ya citado, II, cap. XV, particularmente  12, 13  y 14.

[4] DURN, Agustn. Romancero General, o coleccin de Romances castellanos anteriores al siglo

XVIII, recogidos, ordenados, clarificados y anotados por... B.A.E., Madrid, 1849, pgs. XXVIII-XXXIII.

VALERA, Juan. De lo castizo en nuestra cultura en el siglo XVIII y en el presente. En Crtica literaria, 1864-1871. Obras Completas, Madrid, 1909. Tomo XXIII, pgs. 239-258.

[5] RODRGUEZ-MOINO, Antonio. Diccionario geogrfico popular de Extremadura. Madrid, 1965,                       pgs. 468-475 (nm. 1305).

[6] Este romance, obra del jerezano Lucas del Olmo, lo conozco impreso por Jos Mara Moreno, de Carmona.

Hay una comedia de Arboleda titulada El esclavo de su dama y paso honroso de Asturias.

[7] Al ciego Pedro Marn Hurtado, autor del pliego Galanes enamorados... que relata la historia de La Molinera y el Corregidor, tendremos ocasin de verlo en El Puerto, en la Imprenta de Bernardo Nez.

[8] Es autor del romance Nueva relacin de los chistosos lances ocurridos a Juan Soldado. En Durn (I, pg. XCV b).

[9] Romance nuevo del chasco que le dio una vieja a un mancebo dndole una sobrina suya por doncella, llamada Teresa Mocarro Gangarilla, compuesto por un cazador de grillos y cardador de lana de tortugas. Durn, Romancero, op. cit., I, pg. XCIII b.

[10] DURN, Agustn Romancero...  I, pg. XCI a y II, pgs. 338a -342b, nmeros 1314 y 1315.

[11] LOPE DE VEGA. La Gatomaquia. Ed. de Francisco Rodrguez Marn. C. Bermejo, impresor, Madrid, 1935. Silva III, pg. 31.

GARCA DE ENTERRA, Mara Cruz. Un Memorial, casi desconocido, de Lope de Vega, en Boletn de la Real Academia Espaola, LI (1971), pg. 139-160.

[12] Archivo Histrico Municipal de Mlaga.  Actas de Cabildo, ao 1790, folio 222.

[13] MENNDEZ PELAYO, Marcelino. Antologa de Poetas Lricos Castellanos. Librera de Perlado,                                                                                     Pez y Cia. Madrid, 1903. Tomo XI, pg. 38.

[14] MENNDEZ PIDAL, Ramn. Romancero Hispnico, ya citado. Cap. XV, 8, pg. 185.

RODRGUEZ MARN, Francisco. Quijote. Edicin de... Madrid, 1927, I, pg. 184.

[15] MENNDEZ PIDAL, Ramn. Romancero Hispnico, ya citado. II, XV, pg. 185. Novsima Recopilacin. VIII, 18, 4...

GARCA BLANCO, Manuel. Revista de Filologa Espaola,  Tomo XXVIII, 1944, pg. 466.

OLIVARES DE LA CUEVA, Antonio, cita el tratado sobre educacin popular de Campomanes de 1775, pg. 153, en un artculo de El correo de los ciegos, VII. Madrid, 1790, pg. 102.

MENNDEZ VALDS, Juan. Discurso sobre la necesidad de prohibir la impresin y venta de las jcaras y romances vulgares, por daosos a las costumbres pblicas. Incluido en sus Discursos forenses, Madrid, 1821.

[16] En 1826, por Real Cdula, se adopta como texto nico el Arte de hablar de Hermosilla en toda la nacin. En el cap. II, pgs. 179-187, arremete contra los romances y concluye con que este metro se ha hecho vulgar, se ha envilecido, y no hay medio de ennoblecerle.

[17] RODRGUEZ-MOINO, Antonio. Poesa y Cancioneros. (Siglo XVI), Madrid, 1968, pgs. 31-32.

[18] GARCA DE ENTERRA, Mara Cruz. Sociedad y poesa de cordel en el barroco. Taurus, Madrid, 1973, Cap. II, pgs. 59-62.

[19] F. J. NORTON and E. M. WILSON. Two Spanish verse chapbooks (A facsimile edition with bibliographical and textual studies) (Cambridge University Press, 1969), pg. 6.

[20] AGUILAR PIAL,  Francisco. Romancero popular del siglo XVIII, C.S.I.C., Madrid, 1972.

[21] ESPEJO, Cristbal. Pleito entre ciegos e impresores (1960-1775), en Revista de Bibliotecas, Archivos y Museos, II (1925), pgs. 206-236.

[22] As en pliego impreso en Guadalajara que se conserva en el Archivo Menndez Pidal, publicado en el Romancero Tradicional de las Lenguas Hispnicas (en adelante, R.T.L.H.), VI, Gerineldo I, pgs. 30-31.

[23] JUNTA GUBERNATIVA DE LA PROVINCIA DE CDIZ. EDICTO. Cdiz, 4 de septiembre de 1835. Ejemplar en Archivo Histrico Provincial de Cdiz. Seccin Poltica de Orden Pblico. Prensa e Imprenta, caja 114. Pieza 9.

Las cajas 113 a 116 de esta Seccin son especialmente interesantes para el estudio de la imprenta en la provincia durante el periodo que estamos tratando.

GONZLEZ PALENCIA, ngel. Estudio histrico sobre la censura gubernativa en Espaa (1800-1833). Madrid. Tipografa de Archivos. 1934, I, pgs. XIII y XIV.

[24] CARO BAROJA, Julio. Romances de ciego. Temas de Espaa, Taurus, Madrid, 1966;

Ensayo sobre la literatura de cordel,  Ed. Revista de Occidente, Madrid, 1968. (Hay otra edicin en el Crculo de Lectores, Barcelona, 1988).

AGUILAR PIAL, Francisco. Romancero popular del siglo XVIII, ya citado.

GARCA DE ENTERRA, Mara Cruz,  Sociedad y poesa de cordel en el barroco, op. cit.

MARCO, Joaqun. Literatura popular en Espaa, en los siglos XVIII y XIX. 2 vols. Taurus. Madrid, 1977.

ALVAR, Manuel. Estudios de literatura popular malaguea. Servicio de Publicaciones, Diputacin de Mlaga, 1989. Sobre todo pgs. 81-157 que contienen el trabajo Romances en pliegos de cordel.

[25] DURN, Agustn, Romancero, ya citado, pgs. XXVIII-XXXIII.

[26] MENNDEZ PIDAL, Ramn. Romancero Hispnico, ya citado, y otros muchos trabajos.

De Rodrguez-Moino, por no ser exhaustivos, podran citarse el Diccionario de pliegos sueltos poticos (siglo XVI),  Madrid, Catalina, 1970, y Poesa y cancioneros (siglo XVI), Madrid 1968 y otras muchas.

[27] CARO BAROJA, Julio. Ensayo, Cap. VIII, 1, pg. 251 (ed. 1988).

[28] MENNDEZ PIDAL, Ramn, Romancero Hispnico, tomo II, Cap. XXI, 9, pg. 390.

[29] CARO BAROJA,  Julio.  Ensayo..., op. cit. ed. 1988, pgs. 74-76.

RODRGUEZ-MOINO, Antonio.  Historia de los catlogos de librera espaoles (1661-1840). Estudio bibliogrfico.  Madrid, 1966.

[30] En el catlogo de Aguilar Pial, ya citado se resean:

240... Romance Potico, en que se manifiestan los atrasos de Espaa, y sus remedios, que consagra a los Pis de S.M. el Sr. Don Fernando Sexto, un afectuoso Vasallo amantsimo de su Rey, Seor natural y bien del Reyno. Puerto de Santa Mara. Roque Gmez.

264.  Verdadera relacin que declara el voraz incendio, desgracias y muertes que han sucedido el da 9 de agosto de este presente ao de 1755... Puerto de Santa Mara, Francisco Vicente Muoz.

1654. Soledad Penitente de San Jernimo. Por el Padre Fray Nicols Cndido del Orden de Mnimos. Roque Gmez. Puerto de Santa Mara.

[31] Relacin verdadera, en que declara la inmutable grandeza, y ostentacin con que se hizo la Majestuosa rogativa a Nuestra Seora de Atocha, trayndola al Colegio de Atocha, acompandola nuestro Invicto Monarca, y sus Reales Consejos, desde que sali hasta que lleg a las Descalas Reales, como ver el curioso Lector. (sic) Ao 1681. (British Museum, T.22 (31). Publicado por Mara Cruz Garca de Enterra, en su obra cit. pg. 216.

[32] Nueva relacin y Curioso Romance en que se declaran las prevenciones militares con que  la muy Noble, preclara e Ilustre Ciudad de Sevilla manifest su lealtad a nuestro gran monarca Felipe V en la invasin que hizieron en las costas de Andaluca las Armas Inglesas, del modo que se apoderaron de Rota y del Puerto de Santa Mara y su desalojamiento (Aguilar Pial, n 142).

[33] Boda de negros. Romance en que se refiere la celebridad, galanteo, y acasos de esta Boda, que se efectu en la Ciudad de El Puerto de Santa Mara. Reimpreso en toda Espaa. Su texto ntegro est publicado por Caro Baroja en  Romances de ciego. Taurus, Madrid, 1966, pgs. 336-343.

[34] Verdadera relacin de una lastimosa carta que, desde Argel, envi a su mujer un soldado del         regimiento de Espaa, llamado Francisco Hernndez, natural del Puerto de Santa Mara en que se         refiere los tormentos y martirios que padeci entre los moros y cmo por intercesin de la Virgen del Rosario se libert. Con lo dems que ver el curioso. Fue reimpreso infinidad de veces y circul tambin con ttulo parecido y llamado Nuevo y curioso romance...

[35] CARO BAROJA,  Julio.  Ensayo..., op. cit., 1988, pg. 338.

[36] DEMFILO (Antonio Machado lvarez) lo recoge en su Coleccin de Cantes Flamencos (El     Porvenir, Sevilla, 1881) en la seccin de Martinetes, n 1, pg. 147. Tambin COSSO, Jos Mara. Los Toros. Tratado Tcnico e Histrico. Quinta edicin. Espasa-Calpe, Madrid, 1969, II, pg. 285.

[37] COTARELO, Emilio. Ensayo histrico sobre la zarzuela, o sea el drama lrico espaol, desde su origen a fines del siglo XIX. En Boletn de la Academia Espaola, XX, 1933, pgs. 287-288.

[38] COTARELO,  Emilio, op. cit., pgs. 34-39.

[39] CEBRIN GARCA, Jos.  Don Luis de Luque y Leyva y sus imprentas. Caja de Ahorros de Jerez. Jerez de la Frontera, 1985. Pgs. 34-39.

SANCHO MAYI, Hiplito. Historia del Puerto de Santa Mara... Escelicer, Cdiz, 1943. Pgs. 490-491.

[40] PREZ, Dionisio. Ensayo de bibliografa y tipografa gaditanas. Mendizbal, Madrid, 1903. No obstante, la historia de la imprenta portuense del XIX est por hacer. Los pies de imprenta son los que proporcionan alguna noticia, adems de las relaciones anuales y otros documentos de la seccin Poltica de Orden Pblico. Prensa e Imprenta. Cajas 113-116. ARCHIVO HISTRICO PROVINCIAL DE CDIZ.

En las relaciones anuales que se conservan en la seccin Poltica de Orden Pblico. Prensa e Imprenta. ARCHIVO HISTRICO PROVINCIAL DE CDIZ (en adelante AHPC) figuran las citadas y aparece, adems, Bernardo Nez, hijo.

[41] Esta fotocopia y el texto fueron publicados en el Romancero Tradicional de las Lenguas Hispnicas (Tomo VI, Gerineldo I.  Versin 1.6., pgs. 38-42 y Tomo V Romances de tema odiseico. Versin VIII, 2, pgs. 213-216. Editores Diego Cataln et alt... Gredos, Madrid, 1975 y 1971-72 respectivamente (Cit. como R.T.L.H.).

[42] Biblioteca Nacional. Madrid. Usoz 9497. Antes U-10609.

[43] Sobre don Luis Usoz y Ro (Chiquiraca, actual Bolivia, 1805-Madrid, 1865): MENNDEZ PELAYO, Marcelino, Historia de los heterodoxos espaoles. Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid, 1965 (2 vols.) Confer, especialmente el Discurso preliminar a la primera edicin pgs. 31 y ss. Y el libro III, cap. II. Seccin IV. Un cuquero espaol: Don Luis Usoz y Ro, pgs. 900 y ss.

Tambin, RICART, Domingo. Notas para una biografa de Luis Usoz y Ro, en Studia Albornotiana, vol. XIII. Publicaciones del Real Colegio de Espaa. Zaragoza, 1973. En este volumen est tambin el trabajo de Robert JOHNSON, Notas para una biografa de Luis Usoz y Ro: una correspondencia literaria del cannigo Riego y B. B. Wiffen.

[44] ARCHIVO PARROQUIAL DE SANTA CRUZ. CDIZ (En adelante A.P.S.C.C.). Bautismos.  Libro 87, fil. 244 vto. Los nombres que se le imponen son: Bernardo, Lorenzo, Jacinto, Germn, Rudesindo del Santsimo Sacramento. Sus padres figuran como Bernardo Nez e Isabel Virus su legitima mujer, casados en esta ciudad (Cdiz) el ao ochenta y siete (1787). La inscripcin la firma el Dr. Don Antonio Cabrera, el clebre Magistral Cabrera.

[45] A.P.S.C.C. Matrimonios. Libro 40, fil. 209. El esposo es hijo de Don Dmaso Joseph Nez y de Doa Juana Mara Rosa. La esposa, Isabel Antonia Gmez Virus, es hija de Don Juan Gmez Virus y de Doa Beatriz Bela.

[46] A.H.P.C. Testamento de Don Bernardo Nez. Cdiz, 24 de agosto de 1800, ante D. Francisco de Paula Estepaz. Prot. 1362, fols. 198-201.

IGLESIAS RODRGUEZ, Juan Jos. La epidemia gaditana de fiebre amarilla de 1800. Ed. Diputacin Provincial de Cdiz, 1987.

[47] ARCHIVO PARROQUIAL PRIORAL DE EL PUERTO DE SANTA MARA. (En adelante A.P.P.P.S.M.), caja 298, pieza 2. Amonestaciones, 2 de octubre 1814 hasta 1818, Casamientos, Libro 52, 1813-1820. Fol. 139.

[48] ARCHIVO HISTRICO MUNICIPAL DE EL PUERTO DE SANTA MARA (en adelante A.H.M.P.S.M.). Padrn general de todos los Vecinos Cabezas de familia. Cuartel, n 6.

[49] En 6 de Diciembre de 1820, en El Puerto, Bernardo Jos Nez abre una Suscricin (sic) voluntaria de amigos del Pueblo y amantes del Sistema Constitucional para un peridico que ha de publicarse en esta Ciudad... Su ttulo ser  JARDN POLTICO... la suscricin (sic) se abre en esta ciudad en la librera de Nez y en Cdiz en la de Picardo y Nez... A.H.P.C. Orden pblico. Prensa e imprenta. Caja 113.

[50] A.H.P.C. Orden Pblico. Prensa e Imprenta. Caja 116-34. En 1846. La Librera de Palau y Ca. Es traspasada a Don Rafael Bermdez de Castro.

[51] A.H.M.P.S.M. Padrn general de todos los vecinos cabezas de familia, Cuartel n 6. 3 de enero 1824. Ibdem: 1828.

[52] Ibdem.

[53] A.P.S.C.C. Matrimonios Libro 44, fol. 59 vto.

[54] A.P.P.P.S.M. Bautismos Libro 106, fol. 98 vto.

[55] A.H.M.P.S.M., Leg. 132. Contribucin Industrial. Expediente de ejecucin a deudores. D. Bernardo Nez por medio y todo el ao econmico (sic) de 1820 a 1821. 43.000. Hay dos diligencias. En la primera no fue habido. En la segunda se le notifica en su persona, 1828.

[56] A.H.P.C. Legajo 994, fols. 166 y ss. Protocolo del escribano del Puerto de Santa Mara Don Jos Mara Azpillaga.

[57] A.H.M.P.S.M. Padrn General de los vecinos 1831.

A.P.P.P.S.M., Padrn. Quartel del Espritu Santo. 1832, fol.33; 1833, fol.33; 1834, fol.31; 1835, fol.31; 1836, fol.37 (Larga 41); 1837, fol.32; 1838, fol.32 vto.; fol. 31 vto.

[58] Las encuadernaciones documentadas en Bernardo Nez se reducen, por ahora, a las de los libros de Actas del Ayuntamiento Constitucional del Puerto de Santa Mara, Tomo III, de 1836; Tomos I y II de 1837; Tomos I y II de 1938; Tomos I y II de 1939 y Tomo I de 1840. Estn en piel verde, con los tejuelos decorados con estampaciones en oro utilizando hierros barrocos y neoclsicos. (Actas Capitulares 1837,  Tomo I, fols. 71 vto. Y 76 vto. Los restantes volmenes se deducen de Bernardo Nez por sus encuadernaciones  idnticas).

[59] A.P.P.P.S.M. Entierros. Libro 20, folio 68, Don Bernardo Joseph Nez, natural de Lisboa, Reino de Portugal, viudo de Doa Josefa Vela test ante Don Jos Martnez Azpillaga en 25 de enero de 1829. Albaceas Doa Josefa Vela, Don Francisco Vela y Don  Juan Vela. En el fol. 68 vto. Del mismo libro consta el entierro del hijo de Jos Mara.

[60] A.H.P.C. Protocolos Notariales del Puerto de Santa Mara, legajo 994, fols. 176 y 177. Escribano don Jos Martnez de Azpillaga. 18 de marzo de 1835. Carta de pago de D. Bernardo Lorenzo Nez y Gmez a D. Francisco Bela.

[61] A.H.P.C. Protocolos Notariales del Puerto de Santa Mara, legajo 988, fols. 477-453. 20 de junio de 1834. Obligacin Don Bernardo Nez hijo a Don Lorenzo de Miguel y otro. Escribano Jos Martnez de Azpillaga. De la liquidacin que se practica se deduce que tiene libros como el Compendio de la Historia Natural de Bufn, Novelas selectas, la Vida de Voltayre (sic) y el Diccionario Geogrfico Universal.

[62] A.H.M.P.S.M. Legajo 1836. Cuartel 3, calle Palacios 43, propietario D. Jos Mara Lagier. En esta finca, adems de la imprenta de Bernardo Nez, hay una sombrerera, una velonera y el Caf del Comercio. (A.P.P.P.S.M. Caja 561 Padrn. Quartel de San Agustn,  fol.28. 1833, 1837, 1838, 1840; Caja 570, fol. 27, 1841, 1842, 1843, 1844, 1845).

[63] Este edicto, conservado en el A.H.M.P.S.M. Impresos. Legajo 2, ao 1837, es particularmente importante por su contenido ya que regula, entre otros, el rgimen de los pasajes en faluchos desde El Puerto hasta Cdiz. Las coacciones y violencias a que se vean sometidos los viajeros, al ser llevados sus equipajes, contra su voluntad a un falucho distinto de aquel en que queran embarcar; el cobro del pasaje, una vez embarcados, a precios abusivos, etc., de que se quejan los viajeros romnticos en sus libros, se tratan de atajar con este edicto que establece sanciones para quienes lo contravengan.

[64] Gua de Cdiz para el ao 1844. Imprenta del Museo de Novelas. Calle del Herrador, n 143. Pgs. 44, 47 y 48.

[65] A.P.P.P.S.M. Padrn. Quartel de San Agustn. 1845. Caja 570. Palacios 43. Es el ltimo ao en que la familia compuesta por Bernardo Nez, y Ana Avils, su hija Concepcin Nez y las cuadas Concepcin Avils y Rosario Avils, vive en El Puerto. A partir de esa fecha, Bernardo Nez marcha a Cdiz y vive de pupilo en casa de Doa Dolores Delgado Buzn.

[66] A.P.P.P.S.M. Padrn. Quartel del Espritu Santo. 1836, fol.37; 1837, fol.32; 1838, fol.32 vto.; 1839, fol.31 vto.

[67] A.P.P.P.S.M. Padrn. Quartel de San Agustn. 1840 fol. 28; 1841, fol.27; 1842, fol.27; 1843, fol.27; 1844, fol.27 y 1845, fo.27.

[68] A.H.P.C. Protocolos Notariales. Cdiz. Escribano D. Francisco de Paula Rivera y Lozano, legajo 4324, folios 809-812.

[69] A.H.P.C. Protocolos Notariales. Cdiz. Escribano D. Francisco de Paula Rivera y Lozano, legajo 4323, fols. 764-767 vto.

[70] Cfr. nota 68 de este artculo. Testamento de Doa Dolores Delgado Buzn.

[71] A.H.P.C. Protocolos Notariales. Cdiz. Escribano D. Francisco de Paula Rivera y Lozano. legajo 4316, fols. 410 a 413 vto. Es la escritura de constitucin y recibo de dote otorgada por Bernardo Nez y Filomeno Fernndez Arjona a Concepcin Nez.

[72] Se reproduce en el apndice.

[73] Gua de Cdiz... por D. Jos Rossetty...  Ao XIX. 1873, pg. 266. Ibdem. Ao XX, 1874. Pg. 271.

[74] Claudio Lepetit y su mono.  Novela escrita en francs por el clebre Paul Jacob, traducida al castellano por D.J.N.E. (Don Juan Nicols Enrile), Cdiz. Imprenta de Nez y Arjona, 1846. (Boletn Bibliogrfico de Historia. N 7. Ctedra Adolfo de Castro. Cdiz, 1987, pg. 48).

[75] Ante la imposibilidad de consultar el Archivo Parroquial de San Lorenzo, en Cdiz, cerrado por obras, se da esta fecha aproximada, en que Bernardo no aparece ni en guas, ni en otros documentos. Sus talleres de encuadernacin, por ltimo, estuvieron en Amargura, 36 (Gua Rossetty, 1873, pg. 266) y en Sacramento, 57 (Gua  Rossetty, 1874, pg. 271).

[76] Francisco de Arjona y Nez es propietario de la Imprenta Ibrica con talleres en Baln, 21 y despacho en Duque de Tetun 12, en Cdiz. Gua de Cdiz... por don Jos Rossetty. Cdiz. Imprenta de la Revista Mdica de Federico Joly. Ao XX, 1874, pg. 273. Tambin conserva la imprenta de la calle San Jos que fuera propiedad de su abuelo (Gua Rossetty,  ao 1874, pg. 298).

[77] RODRGUEZ-MOINO, Antonio. Historia de los catlogos de librera espaoles (1661-1840). Estudio Bibliogrfico. Madrid, 1966.

El nmero 85, pg. 159. Lista del surtido de romances, relaciones, pasillos, coplas, historias, libros y estampas en negro e iluminadas, que en el da tiene la imprenta de don Luis Ramos Coria, en Crdoba, en la Plazuela de las Caas, con los precios de todo. (Es de 1794 y comprende: 1) Romances y relaciones que llegan a 300. 2) papeles sueltos. 3) historias. 4) novenas y otros libretes pequeos forrados en papel. 5) estampas de a pliego. 6) estampas en octavo. 7) entremeses. El precio de todo era 45 reales la resma, salvo las estampas iluminadas que costaban 66 y los cuadernos de gramtica que valan 60.

El  n 142, pg. 183, es la del Impresor cordobs Rafael Garca Rodrguez: Lista de surtido que en el da tiene en su imprenta Don Rafael Garca Rodrguez, calle de la Librera, casa nmero 2, en Crdoba, con todos estos impresos:

1) Libros en octavo, encuadernados en cartn o pergamino.

2) Libros en octavo, encuadernados en papel.

3) Libros en diez y seis, encuadernados en cartn o pergamino.

4) Libros en diez y seis, encuadernados en papel.

5) Novenas en diez y seis, con forro de papel.

6) Historias, con el nmero de pliegos que cada una tiene.

7) Estampas de a pliego.

8) Estampas de a medio pliego.

9) Romances, relaciones, pasillos y coplas hasta 224.

El malagueo Flix Casas y Martnez, impresor, imprenta frente al Santo Cristo de la Salud, pona al pie: donde se hallarn otros muchos, o donde se hallarn otros muchos romances.

[78] A.P.P.P.S.M. Padrn. Quartel de San Agustn.  Caja 570, ao 1841, folio 27 y ao 1842, fol. 27.

[79] YERGA LANCHARRO, Manuel. Interrogantes, dimes y diretes sobre El Ciego de la Pea, Silverio Franconetti y Rojo El Alpargatero. Candil. Revista de Flamenco. Pea Flamenca de Jan. N 67. Enero-Febrero, 1990.

Aunque Yerga Lancharro fija la genealoga de Pedro Marn Hurtado y la fecha de su nacimiento, este Ciego de la Pea no es sino un coplero que compona romances. An no se ha reparado en el error en que cay Ricardo Molina (Mundo y Formas del Cante Flamenco, Revista de Occidente, Madrid, 1963) inducido por cierto artculo de Antonio Murciano en que identifica a Pedro Marn, el Ciego de la Pea, con un cantaor flamenco natural de Sanlcar. Este no era El Ciego, sino El Tuerto de la Pea (del guila), gran siguiriyero de la escuela sanluquea. Pastora Pavn, y Ramn Medrano que saban interpretar su siguiriya siempre la atribuyeron a El Tuerto de la Pea y no a El Ciego de la Pea. Flamencamente hablando se distingue: Salud, la del Ciego; Curro, el Ciego; Rafael, el Tuerto; el Tuerto Aurelio...

Estbanez Caldern, en su carta a Pascual de Gayangos, de 21 de abril de 1839 cita el romance de El Ciego de la Pea (CNOVAS DEL CASTILLO, Antonio. El Solitario y su tiempo, Madrid, 1833, II, pgs. 338-339.

[80] ALARCN, Pedro Antonio de, Obras Completas. Ed. Fax, Madrid, 1968, en Historia de mis libros (XIII pgs. 19a-20b) y  El sombrero de tres picos, pgs. 441-480. En el prefacio, alude al romance que recogi don Agustn Durn.

[81] Las descripciones contienen:

Nmero de orden en la serie del impresor.

Ttulo.

ncipit.

Descripcin de cabecera y colofn.

Trascripcin del pie de imprenta.

Hojas.

Centmetros.

Signatura sobre la coleccin de USOZ en la Biblioteca Nacional de Madrid.

Notas sobre otras reimpresiones del mismo tema y bibliografa.

[82] As: Trovos discretos y divertidos para entretener a los curiosos y cantar los Galanes a sus queridas Damas y especialmente los que se sienten agraviados por no ser correspondidos. (Crdoba, impr. Rafael Garca Rodrguez, n 202).

Trovos discretos y divertidos para cantar con la guitarra (Barcelona. Imp. Ignacio Estivill, n 3).

Trovos y dcimas glosadas para cantar los galanes a sus novias, quejndose de su inconstancia (Madrid, impr. de Mars, s/n.), por citar unos cuantos.

[83] As: Matraca entre los geniales Staremberg y Estanhope. Descbrese dormido Staremberg y sale Estanhope (Zaragoza, Imprenta del Reyno, 1711).

Perico y Aneta, archiducal matraca lusitana (Sevilla, Impr. Francisco de Leefdael, s.a. pero del s. XVIII).

[84] La misma obra de Aguilar Pial que alberga todo tipo de composiciones impresas en pliegos de cordel se titula Romancero popular del siglo XVIII.

[85] Vid. notas 7, 78 y 79.

[86] R.T.L.H. Diego Cataln et alt., Seminario Menndez Pidal, Ed. Gredos, Madrid, Tomo V, 1971-1972; pgs. 213-216, versin VIII; y Tomo VI, 1975, pgs. 38-42, versin I-6. El estudio de este pliego ser siempre tributario de las sumarias pero acertadas y fundamentales anotaciones que Diego Cataln y sus colaboradores hicieron en R.T.L.H. A ellos, mi gratitud.

[87] CARAVACA, Francisco. El Romance del conde Arnaldos en el cancionero manuscrito de Londres. La Torre, 16, 1968, pgs. 69-102.

[88] Sobre la popularidad de este romance de El conde Olinos. vid., entre otros estudios, MENNDEZ PIDAL, Ramn, Romancero Hispnico, op. cit. III, 9; IX, nota 29; VII, XI 5 y 7; XIX, 5; XX, 8,1 y 19, y XXII, 13.

[89] Sobre la noche y la maana de San Juan, cfr. CARO BAROJA, Julio. La estacin de Amor. Fiestas populares de mayo a San Juan. Crculo de Lectores, Barcelona, 1992.

[90] As, la recogida por Aurelio M. Espinosa, en 1920, a Margarita Navarro, 68 aos, en Sanlcar de Barrameda, versin V, 246, en R.T.L.H., IV, Madrid, 1970, pg. 219.

 

[91] R.T.L.H., III, Madrid, 1969, pgs. 24-25.

[92] RODRGUEZ MARIN, Francisco. Cantos populares espaoles. Francisco lvarez y Ca. Editores, Sevilla, MDCCCLXXXIII, Tomo IV, pg. 406.

Y en mi trabajo El romancero de los gitanos bajoandaluces. Del romancero a las tons. En Dos siglos de Flamenco, Jerez, 1989, pg.114.

[93] Sobre la cronologa de la recoleccin de Estbanez Caldern, en Sevilla, a El Planeta y El Fillo, gitanos de Cdiz, el primero, y de Puerto Real o de El Puerto de Santa Mara, el segundo, vense mis trabajos: El romancero de los gitanos bajoandaluces. Del romancero a las tons, en Dos siglos de Flamenco. Jerez de la Frontera, 1989. Pgs. 29-129, especialmente, pgs. 53-59. Y El romancero de los gitanos bajoandaluces, germen del cante flamenco, en El Romancero. Tradicin y pervivencia a fines del siglo XX. Cdiz, 1989. Pgs. 563-607.

En las Escenas Andaluzas (Madrid, 1847) y en la que titula Un Baile en Triana, Estbanez  transcribe el romance del Conde Sol (La Condesita) y el de Gerineldo, que haba recogido a esos gitanos.

Por su parte, Bartolom Jos Gallardo, por enero de 1825 en la Carzel de los seores de Sevilla, donde estuvo preso por su talante liberal, recogi a unos tales P. Snchez y Curro El Moreno, de Marchena, sendos romances de Jerineldos y La Condesita. Los manuscritos de Gallardo que estuvieron en el archivo de D. Pedro Sainz Rodrguez, fueron copiados por Doa Mara Goyri. Estas copias que se hallan en el Archivo Menndez Pidal, fueron publicadas en el R.T.L.H., Madrid, 1970; Tomo IV, versin V. 244, pgs. 217 y 218 (La Condesita); y en tomo VII, Madrid, 1975, versin 1.444, pgs. 170-172 (Gerineldo).

[94] En Andaluca el romance de La Condesita ha perdido su autonoma, para convertirse en segunda parte del romance de Gerineldo. Frente a 84 versiones andaluzas del romance doble de Gerineldo y La Condesita, slo conocemos tres (y un fragmento) en que el tema de La Condesita perviva independientemente; y de ellas, dos son anteriores al ao 1840 (R.T.L.H., V, pg. 9). A ellas, hoy hay que aadir las autnomas recogidas por m a los gitanos bajoandaluces.

Los sefardes de Marruecos cantan desde hace algn tiempo el romance de tema doble Gerineldo y La Condesita. El origen andaluz de la segunda parte es evidente, y el influjo de las versiones locales independientes del tema de La Condesita muy limitado. En cambio, el tema de Gerineldo mantiene por lo general las caractersticas de romance sefard no continuado. Hay, sin embargo, alguna versin de caractersticas plenamente andaluzas. Ibdem. Pg. 10.

[95] MENNDEZ PIDAL, Ramn. Sobre geografa folklrica. Ensayo de un mtodo. En Revista de Filologa Espaola, VII, 1920, pgs. 219-323.

MENNDEZ PIDAL, R. (1920), CATALN, Diego y GALMS, lvaro (1950). Cmo vive un romance. Dos ensayos sobre tradicionalidad. Revista de Filologa Espaola, Anejo LX, Madrid, 1954.

PETERSEN, Suzanne. El mecanismo de la variacin en la poesa de transmisin oral: Estudio de 612 versiones del romance de La Condesita, con ayuda de un ordenador. Tesis de Ph. D., University of Wisconsin, Madison, 1976.

La profesora PETERSEN ha proseguido estos estudios con el auxilio de la informtica y ha publicado, posteriormente otros trabajos que sera largo resear. Al igual, Diego CATALN ha formulado otros trabajos de anlisis electrnico del mecanismo reproductivo, desarrollando su tesis de la nocin apertura del texto literario.

Tambin SCHIAVO, L. Apuntes para un estudio de las transformaciones en el romance de Gerineldo. En El Romancero hoy: Historia, Comparatismo, Bibliografa crtica, Madrid, 1979, pgs. 185-195.

 

[96] En R.T.L.H., tomo VI, ya cit., y en pgs. 25-43 se estudia el romance de Gerineldo segn los pliegos sueltos.

[97] Tercera parte de la Silua de varios romances... Imprenta de aragoa por Steuan G. De Nagera. M.D.L.I., fol. xxxvj (Reimpresa por Rodrguez-Moino, Zaragoza, 1970, pg. 470 y publicada parcialmente por Menndez Pelayo en su Antologa de poetas lricos castellanos, IX, Madrid, 1900, pg. 318.

[98] En el pliego gtico, s.l. s.a., editado por Durn en su Romancero General, ya citado (I, pgs. 176 y 177). Este es un romance de Gerineldos, el paje del Rey, nueuamente compuesto (en 4., Got, a 2 columnas, 2 fojas, fig.).

[99] Cancin nueva de Gerineldo, curiosa y verdica de la fuga del serrallo del gran Seor de Constantinopla de la  bella Enilda, Sultana favorita con un oficial ruso; caso sucedido en el presente ao. Existen multitud de impresiones de este romance. Vide, R.T.L.H., Tomo VI, pgs. 30-32.

[100] MENNDEZ PIDAL, Ramn. Romancero Hispnico, op. cit., II, cap. XXI, 14, pg. 402.

[101] Cfr, nota 98 de este artculo.

[102] WOLF, F. J. y HOFMANN, C. Primavera y flor de romances. Berln, 1856, II, pgs. 97-101, n 161, a y MENNDEZ PELAYO, Marcelino,  Antologa..., ya cit. VIII, Madrid, 1899, pgs. 282, 284.

[103] Vide nota 99 de este artculo.

[104] Don Ramn Menndez Pidal entiende que este final impertinente, tomado acaso del romance de Galiarda, procede de una tendencia moralizadora, de inculpacin para la infanta y que en otra forma se ve en algunas versiones donde Gerineldo dice, al final del romance:

No lo niego mi buen rey, // que ella la culpa ha tenido. (El Padul, Granada).

Don Ramn anota la versin vieja de Galiarda.

No quiero hazer, caballeros / para mi cosa tan fea // Que es tomar yo por mujer/ la que tuve por manceba.///

Y las orales modernas:

Juro la cruz de mi espada / y mi dorada bandera // de no casar con mujer / que antes el cuerpo me diera.

Vid. MENNDEZ PIDAL, R. Estudios sobre el Romancero, op. cit. Al analizar el romance de Gerineldo Menndez Pidal anot el extraordinario poder difusivo de las iniciativas romancsticas andaluzas (Rom. Hip. XXI).

 Y en el romance del Conde Pedro Vlez: Tengo juramento hecho/en un libro consgrado//de no casar con mujer/que su cuerpo me ha dado. En Catlogo General del Romancero,II, pg.191. Seminario Menndez Pidal. Ed. Gredos. Madrid.

[105] Versiones de Tnger o Tetun, p. ej. Tambin, Tnger: juramento tengo hecho / en el jardn de mi estrella.

En  Tetun, 1952. Arcadio de Larrea recogi un Gerineldo judeo-espaol que terminaba:

Juramento tengo hecho / en mi librito de rezar: // mujer que ha sido mi dama, / con ella no he de casar.///

[106] En Tnger: juramento tengo hecho en mi librito vizero...

Y en Tetun: Juramento tengo hecho / en los libros de mi to, // hija que tal falta hace,/no ha de casarse conmigo ///

[107] En Tetun, en el manuscrito de Luna Bennaim (1883-1953) escrito desde 1919 a aproximadamente 1950, en distintas fechas (proporcionado a Iacob M. Hassn por Moiss Benolol, C.S.I.C. Madrid, Instituto Arias Montano) hay transcrita una versin de El prisionero + Conde Nio + Gerineldo con el juramento + La Condesita:

Juramento tengo hecho / de mis padres los antiguos, // Moza que ha sido mi dama, / yo no he ser mi marido.

[108] Esta versin, conservada en el Archivo Menndez Pidal, ha sido publicada en R.T.L.H. Tomo V, pgs. 216-217, versin VIII, 3.

[109] MACHADO, Manuel. Obras Completas de Manuel y Antonio Machado. Ed. Plenitud, Madrid, 1973, pg. 162 (del libro Sevilla, 1920).