CortŽs Hern‡ndez, Santiago. Sobre: Alberto del Campo Tejedor, Trovadores de repente. Una etnograf’a de la tradici—n burlesca en los improvisadores de La Alpujarra. Salamanca: Centro de Cultura Tradicional çngel Carril / Diputaci—n de Salamanca / Miletnio, 2006. Culturas Populares. Revista Electr—nica 3 (septiembre-diciembre 2006).

http://www.culturaspopulares.org/textos3/notas/cortes.htm

ISSN: 1886-5623

 

 

Alberto del Campo Tejedor, Trovadores de repente. Una etnograf’a de la tradici—n burlesca en los improvisadores de La Alpujarra. Salamanca: Centro de Cultura Tradicional çngel Carril / Diputaci—n de Salamanca / Miletnio, 2006; 443 pp.

 

S

i tuviŽramos que definir en pocas palabras el libro de Alberto del Campo, Trovadores de repente, tal vez lo m‡s adecuado ser’a decir que es un libro que est‡ lleno de voces. Y es que, como sucede con los mejores trabajos sobre etnograf’a y sobre literatura tradicional, este impresionante estudio est‡ sustentado en la habilidad, el empe–o y el gusto que ha puesto su autor para escuchar, en este caso, las voces de los hombres de La Alpujarra que todav’a saben improvisar versos y que forman con su trovo el eje de toda una cultura.

El interŽs por estudiar el trovo de La Alpujarra, junto con todo lo que implica la composici—n y performance de esta poes’a repentista, hab’a sido ya resaltado por quienes que se hab’an acercado al estudio de esta ‡rea. Miguel J. Carrascosa Salas, por ejemplo, hab’a sospechado ya que en esta manifestaci—n poŽtica pod’an encontrarse las grandes coordenadas culturales de la regi—n, pues como han notado los distintos viajeros que han recorrido en diferentes Žpocas la regi—n de la Pen’nsula IbŽrica que se sitœa entre la Sierra Nevada y el Mar Mediterr‡neo, en La Alpujarra ha existido siempre una tradici—n de improvisaci—n poŽtica sobre la que mœltiples culturas han dejado su impronta. Hasta ahora no exist’a un estudio que la abordara con la amplitud y el rigor necesarios, pues hacerlo significaba embarcarse en una labor de investigaci—n de largo aliento, con el ‡nimo de realizar no s—lo una especializaci—n en las formas de la oralidad improvisada, sino tambiŽn un exhaustivo y extenuante trabajo de campo.

            Esa es justamente la labor que ha venido a cumplir este trabajo, pues su materia de estudio est‡ constituida por el arte de los trovadores de repente alpujarre–os, as’ como por la historia de esta interesante manifestaci—n popular y su din‡mica actual. Como nos dice su autor, Òa travŽs del estudio del trovo bajo el prisma del juego, la fiesta, la s‡tira, intentamos comprender uno de los medios mediante el cual los alpujarre–os tejen su urdimbre de significadosÓ(17). Este enfoque particular nos dice ya mucho sobre el libro, pues pocas veces se topa uno con estudios que, como Žste, aborden fen—menos literarios populares con la profundidad que Žstos se merecen, es decir, intentando comprenderlos como parte de un sistema de relaciones sociales que desborda siempre el mero estudio textual. Tal vez sea esta consciencia de estar situado frente a una manifestaci—n cultural compleja y trascendente lo que conduce y alienta este libro de Alberto del Campo, de la misma forma que fue esa inquietud la que motiv— la investigaci—n doctoral que le dio origen.

            La investigaci—n de la que surge este estudio proviene de un trabajo de varios a–os en los que el autor estuvo dedicado, por un lado, al estudio hist—rico, estil’stico y bibliogr‡fico de las distintas manifestaciones de poes’a improvisada. Pero por otro lado, como nos cuenta Žl mismo en las Òcuestiones metodol—gicasÓ con las que inicia el libro, el autor dedic— esos a–os a realizar simult‡neamente una verdadera Òinmersi—n personalÓ dentro de las comunidades de La Alpujarra, actuando no s—lo como recopilador de materiales y datos, sino tambiŽn como Òobservador participanteÓ, aprendiendo a trovar y tomando parte en las fiestas y las reuniones, y, en fin, convirtiŽndose en una de las voces que quer’a comprender para explicarlas. La experiencia que result— de ese trabajo de campo se refleja en los materiales recopilados que se mencionan: un diario de campo de cerca de 200 p‡ginas, un centenar de veladas de trovo grabadas, transcritas y comentadas con los participantes, entrevistas con los troveros, un buen nœmero de fotograf’as, etc. Pero el verdadero reflejo de ese trabajo de campo se encuentra en la manera en la que est‡n planteadas y escritas las p‡ginas del libro, pues el conocimiento ’ntimo de la materia de estudio, le permite al autor liberarse de los moldes r’gidos de los mŽtodos etnogr‡ficos, antropol—gicos y filol—gicos, para ofrecernos una visi—n a la vez erudita y personal del trovo alpujarre–o, en la que las manifestaciones culturales no son fr’os objetos de estudio, sino cosas vivas que construyen significados y relacionan a los hombres.

            Los primeros cap’tulos de Trovadores de repente est‡n dedicados a situar su materia de estudio. Por un lado sitœan metodol—gicamente el estudio dentro un ‡mbito interdisciplinar en el que se incluyen los estudios sobre oralidad, los mŽtodos de la etnograf’a de observaci—n participante, y los mŽtodos antropol—gicos para acercarse a una comunidad, entre otros. Por otro lado, los cap’tulos iniciales sitœan tambiŽn hist—ricamente al trovo de La Alpujarra, haciendo un recorrido de las manifestaciones de la poes’a improvisada en esa zona desde sus antecedentes y primera documentaci—n en la Edad Media hasta su situaci—n actual. Este recorrido es un interesante acercamiento a la manera en la que las distintas culturas y situaciones que han pasado y por las que ha pasado La Alpujarra han ido moldeando las formas de la improvisaci—n y encontrando expresi—n en el trovo.

            Los cap’tulos centrales del libro est‡n dedicados al estudio de la composici—n y performance del trovo, y est‡n organizados por temas y ÒciclosÓ en los que se aborda, desde distintas perspectivas, la manera en la que el Žste forma parte de la vida de la comunidad. As’, encontramos por ejemplo un amplio apartado dedicado a describir la manera en la que se comporta el trovo cortijero a lo largo de las distintas fiestas, estaciones y eventos importantes de cada a–o; o c—mo para cada etapa del ciclo vital de una persona en La Alpujarra (nacimiento, noviazgo, boda, muerte) corresponde una expresi—n particular del trovo. TambiŽn se describe en estos cap’tulos c—mo el trovo gusta de Òandar por los caminosÓ –pues la improvisaci—n poŽtica se da no s—lo en fiestas establecidas sino tambiŽn como entretenimiento de viajeros, arrieros, estudiantes y dem‡s alpujarre–os en movimiento–, y c—mo ahora existen algunas ocasiones –como las Justas del Trovo Alpujarre–o– en las que la improvisaci—n salta a los escenarios y pasa de su contexto original a un contexto ÒespectacularÓ que, con algunas consecuencias, institucionaliza el repentismo para darle una mayor difusi—n. 

            Una vez situado el trovo en su contexto social, las p‡ginas del libro est‡n dedicadas a trazar un estudio bastante detallado de la din‡mica de la improvisaci—n, de los ÒtextosÓ que Žsta produce, de aquellos que tienen el conocimiento y la habilidad para producirlos, y de c—mo la improvisaci—n genera una serie de relaciones que dependen de su contexto de producci—n. Los cap’tulos dedicados a estas materias proporcionan un excelente acercamiento a algo que, para cualquiera que no pertenezca a la comunidad, es dif’cil de apreciar: la manera en la que al son de los violines, las guitarras y las bandurrias, se construye con la improvisaci—n un juego de Òburlas y verasÓ, se entabla una competencia basada en las ÒpullasÓ, se afirman identidades individuales y colectivas, y se construye y se transmite el conocimiento ancestral de los alpujarre–os. El estudio de esa din‡mica es tal vez la parte m‡s gratificante del libro, porque en verdad nos sitœa un poco m‡s cerca de una expresi—n art’stica viva y de los significados que produce su perpetua transformaci—n. Pero tambiŽn porque nos da la oportunidad de encontrarnos con los improvisadores y comprender sus distintos tipos y estilos, desde aquellos que poseen una sagacidad legendaria, como Candiota, hasta aquellos que hacen gala de una comicidad y un histrionismo exuberantes, como Antonio el de las Hoyas. As’, el libro nos va llevando a una comprensi—n bastante espec’fica de los distintos aspectos de este arte particular y complejo de los hombres de la Alpujarra, que trovan por oficio pero nunca por profesi—n, y cuyas voces representan una Òmanera de estar en el mundoÓ.

            Varias particularidades m‡s hacen que este libro sea muy disfrutable. Una de ellas consiste en que est‡ dise–ado con especial cuidado en sus aspectos de formato y tipograf’a. Pero m‡s all‡ de eso, habr’a que mencionar que este libro contiene un material gr‡fico de enorme importancia, pues pr‡cticamente no hay p‡gina que no presente una imagen interesante, hermosa, o etnogr‡ficamente valiosa. Las im‡genes que el libro dispone estratŽgicamente –grabados, pinturas, fotograf’as de archivo y fruto del trabajo de campo– funcionan como un complemento ideal para el estudio etnogr‡fico y literario. Varias de las fotograf’as, tomadas por Rafael V’lches, Isabel Munuera, Ana Corpas y el propio autor, adem‡s de ser documentos etnogr‡ficos valiosos, tienen una expresividad y una fuerza particular. Junto con el estilo de escritura empleado a lo largo de todo el libro, las im‡genes lo convierten en una obra con la que se pueden pasar ratos de lectura y relectura muy agradables.

            El trabajo que rese–an brevemente estas l’neas fue galardonado con el Premio de Investigaci—n Cultural MarquŽs de Lozoya en el 2003 y con el Premio Internacional de Investigaci—n Juan Valera en el 2004. Pero tal vez resulta mucho m‡s importante el hecho de que con la publicaci—n de Trovadores de repente tenemos, por primera vez, la oportunidad de acercarnos al arte de la improvisaci—n de La Alpujarra y, a travŽs de Žl, conocer realmente a su gente. Porque como nos dice Alberto del Campo, Òconocer a alguien, como sabe todo el mundo, es vivir con Žl. Y vivir significa participar en un di‡logo, interrogar, escuchar, responder, asentir, disentir, y en el caso del trovo, improvisar, porfiar, burlar, jugar con sus juegos, hablar el mundo en que se hablaÓ. No nos queda, pues, sino compartir un poco de esa vida, disfrutando de las voces que llenan este libro.

 

Santiago CortŽs Hern‡ndez