Heredia Menchero, JosŽ Vicente. ÒLa estampa en el siglo XX: Villarta de San Juan (Ciudad Real)Ó. Culturas Populares. Revista Electr—nica 4 (enero-junio 2007).

http://www.culturaspopulares.org/textos4/articulos/heredia.htm

 

ISSN: 1886-5623

 

 

 

La estampa en el siglo XX: Villarta de San Juan (Ciudad Real)

 

JosŽ Vicente Heredia Menchero

 

Resumen

La estampa fue un veh’culo de comunicaci—n y de propaganda social, religiosa, educativa, pol’tica y comercial en la Espa–a del siglo XX. El art’culo repasa estos ‡mbitos en el pueblecito manchego de Villarta de S. Juan, Ciudad Real.

Palabras clave: Estampa, santos, Virgen, recordatorio, postal, beato, loter’a, calendario.

 

Abstract

Illustration prints were a vehicle of social, religious, educational, political and commercial communication and propaganda in the 20th Century in Spain. This article analyses this kind of printed material in a small village in La Mancha: Villarta de San Juan (Ciudad Real).

Keywords: Illustration Prints, Saints, Virgin, Memoriam Card, Postcard, Layperson, Lottery, Calendar.

 

 

V

illarta de San Juan es la peque–a Tartessos de Ciudad Real: buena parte de su historia se ha perdido en muchas y distintas guerras. Actualmente su tŽrmino municipal linda con Arenas de San Juan, Herencia, Manzanares, Cinco Casas y Puerto L‡pice. Est‡ ba–ada por el GigŸela o CigŸela, que de ambas formas lo hemos encontrado escrito. En el a–o 2000 contaba con unos tres mil habitantes. Su econom’a es fundamentalmente agraria en el sector vin’cola, aunque tambiŽn se cultivan  el olivo, el mel—n y la cebada. La ganader’a pr‡cticamente se ha perdido, y el comercio y la construcci—n aumentan progresivamente.

Recibi— el nombre de Murum en la Žpoca romana a la que pertenece su puente, y de Bastra en Žpoca visigoda. De su Žpoca ‡rabe se mantiene el topogr‡fico ÒCasa del MoroÓ. Villaharta de la Orden de San Juan, cuando las —rdenes repoblaron Consuegra. La Carta Puebla ser’a de 1236, aunque el documento no ha aparecido. En 1575 Villarta ten’a unos ochenta vecinos y, a fines del siglo XVII, hab’a unas cien casas. En el siglo XIX se producir’a su verdadero desarrollo.

El precioso pueblo de Villarta suele articular su vida social y econ—mica en torno a los ciclos naturales del campo, pero tambiŽn en los de sus fiestas: solsticio de invierno y solsticio de verano: 24 de enero y 24 de junio. El carnaval, la Semana Santa, la romer’a, son fiestas imprescindibles para cualquier villatero. Pero ninguna tiene la fuerza ni el arraigo que tiene la de la Virgen de la Paz, declarada de interŽs tur’stico regional. All’ se dan cita la fe y la devoci—n, la p—lvora y el folclore, la luz y la oscuridad.

 

La estampa en el siglo XX: Villarta de San Juan (Ciudad Real)

La imagen ha sido desde siempre un fiel veh’culo de comunicaci—n. La utilizaci—n de la misma ha tenido fines muy diversos: religiosos, pol’ticos, comerciales, educativos, o simplemente lœdicos. El acercamiento a las estampas que atesoraron, que compraron y vendieron, que veneraron los villarteros del siglo XX, nos permitir‡ hacernos una somera idea de la importancia que en la sociedad de aquella Žpoca tuvieron.

 

ESTAMPAS PARA APRENDER JUGANDO: Uno de los juegos m‡s conocidos en la Villarta del siglo pasado fue Òla loter’aÓ, una especie de Monopoly al que se jugaba con peque–as cartas de la baraja espa–ola que llevaban solapadas estampas con personajes de las distintas provincias espa–olas, ataviados con los trajes regionales correspondientes. Cada carta llevaba un nœmero extra’do de un bombo (de ah’ loter’a) y un valor, as’ como la informaci—n del nœmero de habitantes que cada provincia ten’a en ese momento. Se pod’a ganar, o perder todo (Soria lo pierde todo). Sin duda el peque–o juego hac’a las delicias de grandes y peque–os en un mundo sin televisi—n que merendaba pan y chocolate porque no hab’a otra cosa. El primer ejemplo del juego es la carta que se correspond’a con la bola n¼ 43, Teruel, que estaba obligado a pagar ocho. Aparece el personaje con el traje del lugar y los 9509 habitantes que se supone que tendr’a Teruel en aquel momento.

Pero no siempre tocaba pagar; otras veces se cobraba; as’, con Santander se cobraba cuatro. Y ten’a 28907 habitantes.

 

En ocasiones, la tarjeta se deterioraba por el uso, y dejaba ver la verdadera carta que llevaba dentro. En este caso, el cuatro de espadas. Aunque deteriorada, Huesca tambiŽn ten’a que pagar ocho.

 

Se pod’a dar el caso de que se ganara todo. As’, por ejemplo, Madrid, que con el nœmero 28 y el mayor de habitantes, ganaba el juego. No en vano se trataba de la Capital.

 

Se pod’a perder todo: era Žste el caso de Soria, cuyo nœmero se ha perdido en la carta.

 

As’ hasta cerca de cincuenta cartas, todas diferentes, y a cuyo representante manchego le tocaba pagar cinco.

 

ESTAMPAS POLêTICAS: un claro ejemplo de propaganda pol’tica se puede observar en la siguiente tarjeta, Òrecuerdo de donaci—n para bautismo de ni–os infielesÓ. Obviamos, naturalmente, la definici—n que el RŽgimen asociaba al concepto de Òni–os infielesÓ.

 

En el reverso de la tarjeta, que no tiene desperdicio, podemos leer la interesada opini—n del Papa P’o XII al respecto. Hemos preferido borrar el nombre de la madrina y del ni–o apadrinado.

 

CALENDARIOS: el tiempo como pauta de la actividad humana ten’a su reflejo en los calendarios, cuyos motivos, en ocasiones, eran religiosos. Aqu’ tenemos uno en el que aparece el propio P’o XII.

                    

 

Diez a–os m‡s tarde, las vanguardias llegan con cierto retraso a la imaginer’a religiosa, que tambiŽn se vio reflejada en los calendarios:

                    

 

            ESTAMPAS PARA LA PREDICCIîN METEOROLîGICA: exist’a un calendario muy singular y curioso, que pronosticaba la climatolog’a por llegar: era Òel fraileÓ cuya varilla indicaba la predicci—n:

 

ESTAMPAS DE PROPAGANDA RELIGIOSA CON PUBLICIDAD COMERCIAL: TambiŽn se utilizaron los calendarios religiosos para hacer publicidad comercial en el reverso:

 

 

 

 

Las casas no quedaban al margen del paso ni de las pautas del tiempo. Los tradicionales almanaques, muchas veces de motivos religiosos, presid’an cocinas y hogares villarteros:

 

El motivo de la Sagrada Familia en busca de posada fue muy explotado. A Žl le dedicaremos, luego, m‡s atenci—n. Bajo el icono aparece el anuncio de una conocida tienda de ultramarinos cuyas propietarias, Mari y Celia, se alegran hoy de recuperar este entra–able recuerdo.

            Eran muchas las formas de llamar la atenci—n de los clientes. Recordemos las famosas promociones del chocolate ÒNietoÓ que, al paso del tiempo, han creado el conocido refr‡n: ÒTe han dado el carnŽ por las fundas del chocolateÓ. Uno de esos obsequios que hac’a a sus clientes la marca del chocolate eran los platos que familias enteras coleccionaban para reunir las estampas que los ilustraban. El color y la textura imitaban la de la cartuja como reclamo, aunque el chocolate no era de la mejor calidad.

            El propio Ayuntamiento de Villarta edit—, con  motivo del final del milenio, un almanaque con los s’mbolos m‡s importantes del pueblo:

 

RECORDATORIOS: pero sin duda, el mayor nœmero de estampas en  Villarta del siglo pasado lo encontramos en la —rbita de lo puramente religioso. Y, en concreto, en el gŽnero de los ÒrecordatoriosÓ. El m‡s antiguo que hemos encontrado es de 1939. Su iconograf’a todav’a es evidentemente preconciliar:

           

 

            En la dŽcada de 1940 alterna ya el color con el blanco y negro, y la iconograf’a est‡ dominada por la imagen de Jesœs, El Buen Pastor. La figura de Jesœs cercana a la ni–a que toma su primera Eucarist’a es otro de los motivos. Incluso el motivo mariano, aunque en menor medida, de la Virgen que cuida del Ni–o Jesœs, tambiŽn era habitual:

            

 

             

 

Pero es realmente en los a–os cincuenta cuando la estampa ligada al recordatorio ofrece su mayor variedad de formatos, motivos, colores y curiosidades. Por ejemplo, un ni–o pod’a tener varios tipos de recordatorio para celebrar su primera Comuni—n:

 

 

 

De los recordatorios anteriores, el m‡s peque–o reproduce un motivo curioso y poco habitual: el de la santa mujer que enjuga los pies de Cristo con perfume y con sus propias l‡grimas.

Algunos se ve’an obligados a rectificar a mano los errores de la imprenta, por el coste que supon’a hacer unos nuevos o por la falta de tiempo para sustituirlos por otros. Hab’a quien ni siquiera pod’a pagar la imprenta, as’ que compraban la estampa y la escrib’an ellos mismos a m‡quina, para que el hijo o la hija tuvieran su recordatorio. L—gicamente, el tama–o de las estampas era m‡s reducido, pero lo fundamental estaba indicado:

          

 

TambiŽn se utilizaban letras doradas para este tipo de recuerdos:

 

A continuaci—n presentamos una selecci—n de los recordatorios villartenses de la dŽcada de 1950 que nos han parecido m‡s originales:

Aqu’ aparece la Virgen del Pez de Rafael. Hab’a quien no se conformaba con cualquier estampa. Este recordatorio es del a–o 1955.

 

            Aunque era poco habitual, las familias que ten’an predilecci—n por algœn santo, lo pon’an en los recordatorios de sus hijos: San Vicente de Paœl, a–o 1955.

            En otras ocasiones, era el çngel de la guarda el elegido para ilustrar el recuerdo: a–o 1955.

 

            TambiŽn se us— la advocaci—n mariana de La Milagrosa: a–o 1956.

 

A–o: 1955.

 

El Coraz—n de Jesœs: a–o 1955.

El Buen Pastor: a–o 1955.

 

Nacimiento de Cristo: a–o 1956

 

Abundaron, como es natural, los motivos infantiles: a–o 1955.

 

Los motivos e iconos infantiles predominaron en los 60s: a–o 1964.

Finalmente, algunos recordatorios eran verdaderos s’mbolos sacramentales:

 

 

Recordatorios de îrdenes Sagradas: dentro del gŽnero del recordatorio, las estampas tuvieron circulaci—n muy intensa en el seno de las —rdenes de sacerdotes y monjas. La m‡s antigua que conozco es de 1902: una curios’sima imagen mariana en su advocaci—n de ÒLa LuzÓ:

                   

 

Las monjas tambiŽn repart’an su recordatorio:

                  

 

Recordatorios funerarios: las honras fœnebres sol’an asociarse a la impresi—n y circulaci—n de estampas en recuerdo del difunto. Sol’an constar el nombre del finado, el de los dolientes y se rogaba una oraci—n. Este recordatorio es de 1955:

           

 

Algunos recordatorios sorprenden por su dureza, al tratarse de ni–os de los que, curiosamente, inclu’an su imagen. Esto nos da idea de lo extendida que deb’a estar todav’a la mortalidad infantil en esos a–os:

                 

 

Existieron tambiŽn recordatorios de los cumplientos pascuales:

            

 

De las misiones de las distintas îrdenes:

                    

 

O de simples Ejercicios Espirituales celebrados bajo la advocaci—n del yugo y de las flechas:

               

 

La estampa como recuerdo tiene especial interŽs en las celebraciones de cumplea–os y onom‡sticas. La imagen se despliega tras abrir la estampa:

 

 

 

            Pero la fecha familiar m‡s importante del a–o era la Navidad:

 

           

 

Estampas como medio de comunicaci—n infantil: en una Žpoca en que, por la carest’a generalizada, los regalos de cumplea–os para  ni–os no eran habituales, lo que se hac’a era regalar o intercambiar estampas con mensajes y con dibujos:

 

 

Algunos son especialmente curiosos por su forma:

              

 

 

 

Muchas postales de la Žpoca reincid’an sobre los mismos motivos:

 

 

Estampas de santos: dentro del mundo de las estampas villartenses, ocuparon un lugar de honor las estampas de santos cuya devoci—n fomentaban los misioneros que visitaban el pueblo, o, incluso, las cl’nicas madrile–as a las que deb’an dirigirse a obtener tratamiento los enfermos. Sol’an estar regentadas por —rdenes religiosas:

 

San Vicente de Paœl

 

San Felipe Neri

 

 

San Camilo, que dio nombre a la famosa cl’nica madrile–a.

 

Santa Teresa de Jesœs

 

Santa Rita

 

San Roque

 

Santa Gema

 

 

San Blas y la cl’nica especializada en dolencias de garganta, de las que es patr—n

 

    

San Juan de Dios

 

Santa Marta

 

San Ram—n

 

San Pedro con las llaves del Cielo.

 

Circulaban muchas estampas cuyos titulares eran Beatos o Siervos de Dios que no hab’an recibido todav’a la canonizaci—n eclesi‡stica, pero que eran tan populares como los santos. Uno de los m‡s populares era el Padre Dami‡n de Molokai, que dedic— su vida al cuidado de los leprosos:

                     

 

              

Beata Mar’a D. Mazzarello

 

El Siervo de Dios Francisco G‡rate

 

El venerable padre Bernardo

 

        

La Sierva de Dios Madre Mar’a Raffols

 

En ocasiones eran recuperados beatos de los Siglos de Oro, sobre todo de la segunda mitad del XVI y de la primera del XVII.

 

       

El venerable padre Luis de la Puente

 

El Beato Juan Bautista de la Concepci—n

 

                      

El Venerable Padre Tom‡s de la Virgen

 

   

La Beata Mariana de Jesœs

 

Otros protagonistas de las estampas que circularon en Villarta fueron Beatos ilustrados, como el Dr. MosŽn Juan Bonal:

       

 

El rosario ilustrado ocup— buena parte de la imaginer’a de la estampa religiosa. As’ por ejemplo aparecen los misterios Dolorosos:

 

Los Gozosos:

 

O incluso los Gloriosos:

 

Otra curiosa estampa es la de la Sagrada Familia:

y digo curiosa porque se utiliz— para pedir soluciones para problemas sociales que hoy siguen palpitantes, como la vivienda:

         

 

O como la emigraci—n:

             

 

Sin embargo, el tipo de estampa m‡s caracter’stica era la que era repartida en ocasi—n de la visita de misioneros al pueblo. Sol’an guardarse en las p‡ginas de los misales y de los devocionarios populares, y hac’an las veces de separadores.

 

     

Con puntilla y oraci—n de Fray Luis de Granada aparec’a la Virgen del Rosario.

 

Con San JosŽ en mandorla

 

Las influencias francesas se dejaron sentir en postales y estampas, como vemos en la siguiente de San JosŽ, que lleva como leyenda: Òpriez pour nousÓ.

 

Las estampas con Jesœs Ni–o tuvieron mucha aceptaci—n:

 

Las del pa–o de la Ver—nica fue tambiŽn muy apreciada:

 

La òltima Cena:

 

Jesœs de Medinaceli:

 

Mucha importancia tuvieron las estampas dedicadas al Sagrado Coraz—n de Jesœs:

        

 

En esta œltima imagen podemos contemplar el antiguo monumento al Sagrado Coraz—n de Jesœs que fue, por desgracia, fusilado y destruido durante la Guerra Civil.

            Otra protagonista indiscutible de las estampas es la Virgen Mar’a, a la que se podr’a dedicar una inmensa monograf’a.

La mayor’a de las estampas marianas se dividen en dos bloques: la Virgen con Ni–o, o la Virgen sin Žl. Virgen con Ni–o:

              

 

Esta œltima, como puede verse es la m‡s peque–a de todas las estampas encontradas, pero tambiŽn de las m‡s antiguas.

Virgen sin Ni–o (en la advocaci—n m‡s popular, La Inmaculada Concepci—n):

 

El œltimo apartado lo dedicamos, como no pod’a ser de otra forma, a la Patrona de Villarta de San Juan, La Virgen de la Paz, de la que hubo diferentes tallas. Aqu’ mostramos una de las m‡s antiguas: