Costa, Cátia Miriam. “La celebración popular de la leyenda del Señor Jesús de los Labradores en Riachos (Portugal)”. Culturas Populares. Revista Electrónica 6 (enero-junio 2008).

http://www.culturaspopulares.org/textos6/articulos/costa.htm

 

ISSN: 1886-5623

 

 

La celebración popular de la leyenda

del Señor Jesús de los Labradores en Riachos (Portugal)

 

Cátia Miriam Costa

Universidade de Évora

 

Traducción al español de José Luis Garrosa Gude

 

Resumen

Este trabajo aborda el origen de la leyenda del Señor Jesús de los Labradores, una imagen milagrosa hallada por diez labradores que trabajaban los campos de la parroquia de Riachos, en el Ribatejo portugués. La imagen, escondida para evitar su profanación por paganos, fue trasladada a la iglesia de Santiago de Torres Novas. En Riachos se talló una imagen de Niño Dios que fue custodiada por los diez labradores y sus descendientes, hoy agrupados en la Hermandad del Niño Dios. En la actualidad, y cada cuatro años, se celebra una fiesta popular que combina la bendición del ganado en honor de San Silvestre y las procesiones del Señor Jesús de los Labradores y del Niño Dios. Con este motivo, los vecinos de Riachos adornan las calles del pueblo y reconstruyen escenas de oficios populares con utensilios del pasado y muñecos elaborados con este objeto.

Palabras clave: Ribatejo, Portugal, leyendas religiosas, religiosidad popular, recreaciones folclóricas, pervivencia y transformación de la tradición.

 

Abstract

This essay is about the origin of Lord Jesus of the Farmers’ legend, a miracle image found by ten farmers who were working in the fields of Riachos’ parish, in the Portuguese area of Ribatejo. The image, hidden to avoid its profanation by pagans, was taken to Santiago’s church in Torres Novas. In Riachos, an image of Jesus God which was safeguarded by ten farmers and their descendents was shaped and today it is grouped in the Jesus God’s Brotherhood. Nowadays, in every four years, there is a popular celebration that combines the cattle’s benediction in honour of Saint Silvestre and the Lord Jesus of the Farmers and the Jesus God processions. For this purpose, the people of Riachos decorate the village’s streets and re-create scenes of popular occupations with tools from the past and dolls made for this intention.

Keywords: Ribatejo, Portugal, religious legends, popular religiousness, folkloric recreations, tradition’s survival and transformation.

 

Introducción

L

a leyenda del Señor Jesús de los Labradores nació y ha sido contada y recreada de generación en generación en la parroquia de Riachos, municipio de Torres Novas, en la provincia de Ribatejo, en Portugal. Tradicionalmente zona agrícola y de cría de ganado, se encuentra, en este momento, en una fase de rápida transformación, con la instalación de muchas empresas de logística, especialmente de distribución de productos alimenticios, lo que ha llevado a la construcción de nuevas vías de comunicación y a la mejora de los medios de transporte. Esto quiere decir que vamos a hablar de una tradición que subsiste en una región en la que el cambio socio-económico ha venido imponiendo nuevas actividades profesionales y modos de vida hasta entonces poco comunes. El impacto de estos cambios también se hace sentir en el modo en el que pueden subsistir las manifestaciones populares, y en las pequeñas alteraciones que van surgiendo en su transcurso[1].

 

La leyenda y los protagonistas

Se cuenta que un grupo de boyeros estaba labrando la tierra en los campos del Espargal, cerca de Casais de Riachos, que era, en aquel momento, una pequeña población. Durante su trabajo, se produce algo muy extraño: en un determinado lugar, los bueyes se paraban, se negaban a continuar y se arrodillaban. Los boyeros, empujando y tirando, intentaban que los bueyes trabajaran, pero estos se negaban a pasar de aquel lugar y se ponían de rodillas siempre que llegaban allí.

Después de varios intentos de obligar a los bueyes a labrar aquel terreno, los boyeros decidieron ver si había alguna cosa enterrada. Excavaron y encontraron un túmulo de piedra que contenía una imagen de madera de Jesús crucificado, conocida hoy como la imagen del Señor Jesús de los Labradores. También dice la leyenda que la imagen fue escondida allí a causa de unos invasores que no conocían la palabra de Dios, y que tal hecho se habría producido a mediados del siglo V.

 

Recreación de la leyenda en una decoración de calle

 

Como no había iglesia en la aldea, la imagen del Señor Jesús de los Labradores fue llevada a la iglesia de Santiago, en Torres Novas. Privados de la imagen, la gente de aquella tierra decidió tallar una pequeña figura de madera a la que llamaron Niño Dios y que fue utilizada en el culto. De este modo, el pueblo podía contactar con la divinidad y señalar este hallazgo tan importante en la vida de la comunidad. De esa imagen quedaron como responsables los diez hombres a los que se atribuye el hallazgo de la talla del Señor Jesús de los Labradores.

Según la tradición, esos hombres fundaron la Hermandad del Niño Dios, que se mantuvo a lo largo de los tiempos, y que aún hoy subsiste como custodia de la imagen del Niño Dios. Esta se queda cada año en la casa de cada uno de sus miembros.

 

Decoración de calle: representación del Niño Dios

 

El traslado de la imagen del Niño Dios de una casa a otra se hace una vez cada año, y se efectúa después de la procesión que se realiza el día del Corpus Christi. Aún hoy solo pueden ser miembros de la hermandad personas adultas de sexo masculino, y se cree que estos son los herederos de los verdaderos descubridores de la imagen del Señor Jesús de los Labradores. La pertenencia a la Hermandad es una condición que va pasando de generación en generación, siempre a través del sujeto varón de más edad. En caso de que este no pueda, deberá pasar al varón que se encuentre a continuación en el orden de la descendencia.

Esta leyenda parece que se remonta a la Edad Media, y desde entonces la imagen del Señor Jesús de los Labradores ha sido considerada protectora de la buena labranza. Cuando había alguna tempestad, plagas en las cosechas o epidemia del ganado, se hacía una procesión con la imagen para que el Señor Jesús de los Labradores bendijese las tierras, los animales y a la gente que dependía de ellos. La leyenda es recordada actualmente en las decoraciones de las calles, efectuadas por la población con motivo de la fiesta popular, y es contada con orgullo por los riachenses.

 

Panel hecho con papel de colores

 

La fiesta popular

La importancia que asume la celebración alrededor de la leyenda del Señor Jesús de los Labradores explica la dedicación de la población local a engalanar las calles y a adornar las casas con motivos tradicionales. Las calles quedan adornadas mediante flores naturales o de papel, de tonos vivos, que destacan sobre el blanco de la cal o de la pintura, que sigue siendo el color dominante de las paredes exteriores de las casas. Por acuerdo entre los vecinos, se adornan todos los rincones y se crea un ambiente de fiesta tanto para la población local como para los visitantes.

Calle adornada con girasoles naturales

 

Decoración con flores de papel

 

En una de las calles son recreados cuadros de las actividades cotidianas de antaño. A las actividades domésticas se unen las actividades profesionales tradicionalmente ejercidas en aquella región, y también el descanso y el ocio. Estas escenas se representan con muñecos de tamaño casi real, cuya proporción no siempre es perfecta. Hechos de trapo a veces, con el rostro elaborado con pasta de papel, otras veces de tela, aparecen también, en raras ocasiones, muñecos que antes fueron maniquíes de tiendas. Por lo general, es fácil identificar a la persona que se pretende que represente cada una de las figuras. Puede suceder que, en el mismo cuadro de lo cotidiano, encontremos muñecos artesanales y estos maniquíes de tienda.

 

Recreación de mercado

 

Los cabellos se hacen con hilos de lana, o con otras fibras de tejido trenzado. Las facciones se dibujan con bolígrafo o pintadas, lo cual confiere alguna expresividad a los muñecos, de acuerdo, siempre, con la habilidad artística de quien los pinta. Las ropas respetan el modelo tradicional de uso típico en aquella región, y se recurre al uso de complementos como los pañuelos, los chales, los sombreros, las gorras, los bastones y otros, que sirven para ilustrar la representación convencional de aquel “personaje típico”.

Completan el cuadro los utensilios tradicionales, el mobiliario o los instrumentos vinculados a cada actividad, raramente utilizados en la actualidad, y que siempre nos remiten al pasado. Podemos observar no solo el modo en que se desarrollaban las actividades, sino que también podemos prestar atención a algunos aspectos relativos a la distribución de las tareas cotidianas, tanto en lo que respecta a la división de tareas por edad como por sexo, lo que nos permite recorrer todo el ciclo de la vivencia diaria que se intenta recrear.

Yendo más allá de las tareas, encontramos pistas sobre el tiempo libre en el seno de la comunidad, ya que queda también recreado el parque de juguetes de los niños;

 

Niña en el carrusel

 

un adulto de sexo masculino que va de pesca, acompañado de su botella de vino –recordemos que la cultura vinícola tiene profundas raíces en la región, así como las catas de vino, y que es perfectamente habitual y está socialmente aprobado el consumo de esta bebida–; hay que mencionar también que, en este caso, fue simulado un pequeño río con peces rojos, para imprimir más realismo a la escena representada;

 

Hombre de pesca

 

la taberna donde se juega, cuyo acceso está prohibido a las mujeres

 

La taberna

 

el cortejo en la ventana, con el detalle del contacto físico –manos agarradas– entre los personajes que solo se vuelve a encontrar en las escenas que representan a padres e hijos.

 

Cortejo

 

Curiosamente, el tiempo libre femenino solo es representado en las actividades de ir al campo de paseo, siempre debidamente acompañadas por alguien del sexo masculino.

También se pueden redescubrir actividades que desaparecieron, como la del “hombre de la lejía”, que parece haber cesado su actividad en 1967, y que desde entonces no contó con ninguna otra persona que lo sustituyese.

 

Tabla de precios del hombre de la lejía

 

Igualmente, podemos observar modos de trabajo que están cayendo en desuso, como la recogida manual de la aceituna;

 

Recogida de la aceituna

 

el lavado manual de la ropa en la piedra junto al río o en el arroyo, o incluso en lavaderos públicos o en pilones de ropa –que fue una actividad doméstica, pero también una actividad profesional, en el caso de las lavanderas–;

 

Lavandera en el río;

 

Lavandera en el pilón

 

el transporte en carro de tracción animal;

 

Hombre en carro

 

la utilización de máquinas semimanuales en el cultivo de la tierra.

 

Cultivo de cereales

 

Descubrimos más actividades, como la de la modista con sus aprendices, pues era aquel un oficio que se transmitía de ese modo, sin escuela. Se comenzaba por aprender a coser a mano, y de ahí se podía llegar al corte; es digna de mención la máquina de coser antigua;

 

Modista y aprendices

 

el zapatero arreglando y haciendo zapatos;

 

Zapatero

 

la escuela con los niños provistos de su pizarra y de sus libros. Aquí se ha mezclado el pasado con el presente, ya que si la pizarra y la ropa nos remontan al pasado, el hecho de estar ante una clase mixta, incluyendo niñas y niños, nos remite a un pasado más reciente; hasta 1974 la enseñanza se dividía por sexos.

 

Niños en la escuela

 

Al recorrer los diferentes cuadros con escenas de las vivencias locales, concluimos que hay, de hecho, un intento de reconstruir una realidad tradicional, hoy más presente en la memoria que en las prácticas diarias, pero que, sin embargo, aún forma parte de los conocimientos transmitidos de generación en generación. La exposición en la calle, sin que se repitan los motivos presentados, nos revela un gran cuidado en su preparación y, también, la interacción entre los vecinos, que se aprecia igualmente en la decoración de las calles.

Estamos, pues, ante una iniciativa festiva de carácter popular, porque son los propios residentes los que preparan todos los detalles relativos a la presentación de estas tradiciones. Se halla incluida en los festejos del Señor Jesús de los Labradores que actualmente se celebran en el mismo momento en el que se realiza la Fiesta de la Bendición del Ganado. A esta exposición se unen otras iniciativas como los bailes populares, y el momento culminante de la fiesta que es el cortejo de la bendición del ganado, en el que se conmemora a San Silvestre, santo de los agricultores, y el Señor Jesús de los Labradores del que es devoto el pueblo de Riachos.

 

El futuro de la tradición

Solo a partir de 2000 quedó fijado, como plazo regular para la celebración de la fiesta, el período de cuatro años, coincidiendo con cada año bisiesto. Se celebra entonces la bendición del ganado en honor de San Silvestre, y las procesiones del Señor Jesús de los Labradores –que solo sale de la Iglesia de Santiago, en Torres Novas, por esta razón, dado que han caído en desuso las tradiciones de recurrir a la imagen en tiempos de escasez de lluvias o de plagas en las cosechas o de enfermedad de los animales– y del Niño Dios –cuya imagen, como anteriormente se dijo, fue realizada por el pueblo para sustituir la del Señor Jesús de los Labradores, trasladada a la Iglesia de Santiago–. La unión de las dos tradiciones es reciente, se remonta a 1966, y se debe, en parte, a la irregularidad con que estas se celebraban, lo que estaba amenazando su continuidad desde los inicios del siglo XX.

La preparación de los festejos ha sido dejada en manos de asociaciones que organizan sus diferentes partes, y continúa existiendo una gran implicación de la comunidad, que participa en la ornamentación de las calles y en los bailes populares. Aunque, simultáneamente, el auténtico protagonista es el público. La propia dinámica de cambio y de evolución social y tecnológica llevó a que se unieran más elementos a la fiesta, y actualmente participan en el cortejo de la bendición del ganado las máquinas y las diferentes asociaciones de productores, aparte de los productos agrícolas y del ganado.

 

Bendición del Ganado – Representación de San Silvestre

 

Otra consecuencia de la voluntad de convertir esta fiesta aldeana en una fiesta de la región fue su oficialización en espacios cedidos por la Câmara Municipal de Torres Novas para la realización de conciertos y de una feria de “tascas tradicionales”, con el objetivo de atraer a otros públicos a la fiesta.

Portada del programa oficial de las fiestas cuya imagen representa la leyenda del Señor Jesús de los Labradores

 

No obstante, el compromiso de la comunidad, su implicación en la preparación de la fiesta, el modo en que se llenan las plazas en los bailes populares, la participación de los más pequeños en todos los momentos de la fiesta, que llega al extremo de que los más jóvenes llevan los trajes típicos –campino– y están presentes en el encierro de toros –símbolo de la vitalidad y fuerza del animal en su relación con el hombre–, son testimonios de que la fiesta todavía asume las características generales de la tradición y de que asocia el culto religioso con la manifestación pagana, lo que prueba que su carácter popular ha conseguido permanecer y resistir.

Así, será normal que la leyenda continúe escenificándose y constituyendo un pretexto para esta celebración popular, aunque con los ajustes que el propio tiempo le irá imprimiendo, como ha sucedido hasta ahora.

 

 



[1] Todas las imágenes incluidas en este texto fueron tomadas por mí los días 26 y 27 de julio de 2008, durante la Fiesta de la Bendición del Ganado, en Riachos, Torres Novas.